(ANSA) - BRUSELAS, por Michele Esposito - El diálogo entre jefes de gobierno pronto podría convertirse en una asociación política en nombre del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Viktor Orban, en declaraciones a La Repubblica y La Stampa tras la doble reunión nocturna con Giorgia Meloni y Emmanuel Macron, certificó lo que ya muchos sabían en Budapest y Bruselas: su partido, Fidesz, "entrará" en la ECR liderado por la primera ministra italiana.
En cualquier caso, lo hará después de las elecciones europeas, pero el hecho de que el líder húngaro lo haya admitido con cierta seguridad a cinco meses de las elecciones también podría cambiar el tenor de la campaña electoral, revitalizando la batalla entre soberanistas y proeuropeos.
Es que la entrada del Fidesz en los conservadores acabaría engrosando un grupo que, según las últimas encuestas, compite con los liberales e Identidad y Democracia por el tercer puesto tras el Partido Popular y los socialistas. Fidesz, tras la estrepitosa suspensión del PPE (PArtido Popular) en marzo de 2019, acabó en el limbo de los no miembros. Y el ascenso de la derecha y la llegada de Meloni al mando de Italia le han proporcionado a Orban la plataforma perfecta para volver a los juegos que cuentan en el Parlamento Europeo.
Al mismo tiempo, los eurodiputados húngaros podrían hacer una contribución numérica decisiva a ECR. Además, a ellos podría sumarse el recién nacido AUR, un partido de la extrema derecha rumana que considera a Meloni un punto de referencia, pero que, como ya ha precisado su líder George Simion en los últimos días, ve al prorruso Orban como un adversario más que un aliado.
La asociación entre Fidesz y FdI (el partido Hermanos de Italia, de Meloni) traería beneficios mutuos. Con luz verde al acuerdo de 27 partidos sobre los fondos para Ucrania, tras semanas en las que aseguró que no levantaría el veto, Orban ha demostrado que entiende que, al permanecer en un terreno de negociación, que los líderes de la UE consideran en algunos manera legítima, tiene más libertad de acción.
En este sentido, la ECR, mucho más que el grupo Identidad y Democracia (del que son miembros la Liga, los lepenistas y AfD), actuaría como un contenedor ideal. De hecho, son los conservadores a quienes mira el Partido Popular, pero también Ursula von der Leyen, en un movimiento hacia la derecha que es directamente proporcional a la preocupación de que una mayoría del PPE-S&D-Renew en el Parlamento ya no tenga los números para sostenerse.
En su acción en la UE, Meloni se ha labrado durante mucho tiempo el papel de puente entre los líderes comunitarios y los líderes más alejados del eje proeuropeo de Bruselas: Orban y el ex primer ministro Mateusz Morawiecki, cuyo partido participa activamente en la ECR. La caída del polaco privó a los conservadores de un primer ministro de un país europeo clave como Polonia.
Al entrar en la ECR con Meloni y el checo Petr Fiala, Orban reduciría el número de primeros ministros a tres, una cifra significativa cuando en el Consejo Europeo del 27 de junio deberá elegirse a los nuevos líderes institucionales por mayoría cualificada.
Sin embargo, Meloni sigue manteniendo cierta cautela respecto a la entrada de Orban. "El debate está abierto, pero no es para estos días, es un debate que posiblemente tendrá lugar después de las elecciones europeas", explicó la primera ministra ante la presión de los periodistas. La asociación con Orban en la campaña electoral podría de alguna manera frenar el acercamiento de la FdI a la centroderecha europea. No es casualidad que los liberales y el M5S hayan comentado las palabras del primer ministro húngaro con un mensaje claro: "Quien vota a Meloni en junio, vota a Orban".
Al final de la cumbre de la UE sobre el presupuesto común, la Primera Ministra reiteró un mensaje que le es muy querido: "Los acuerdos en la UE se logran mediante el diálogo con todos". Pero al formar la mayoría que llegará al Parlamento Europeo, los partidos de centro difícilmente adoptarán el mismo principio que el Fidesz. (ANSA).
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