Las palabras amenazadoras y desagradables del expresidente estadounidense Donald Trump sobre el futuro de la OTAN y sobre los países que no respetar los pactos sobre los pagos de la seguridad atlántica activan por enésima vez la señal de alarma sobre las capacidades de defensa de Europa y enfrentan a los 27 con sus responsabilidades.
La guerra en Ucrania aceleró los grandes cambios estratégicos de los últimos años.
La ONU ya no es capaz de tener un impacto en los conflictos globales, Estados Unidos de Joe Biden luchan por ser escuchados incluso por sus aliados más cercanos como Israel, Vladimir Putin resiste en las trincheras ucranianas y espera que la ayuda occidental abandone Kiev y con las esperanzas de la llegada de Trump a la Casa Blanca, China teje su red de alianzas entre autocracias y el sur global, y la guerra en Gaza corre el riesgo de extenderse al resto de Oriente Medio entre el Mar Rojo e Irán.
En este "desorden mundial" que sufre cambios geopolíticos frenéticos, Europa flota desde hace algunos años, buscando los puntos de referencia que fueron desapareciendo progresivamente desde el final de la Guerra Fría.
Si bien a partir de la cumbre de Maastricht (1992) la construcción de una unión monetaria y económica ha continuado, con altibajos, la construcción de una unión política ha luchado mucho y ha tenido poco éxito.
Actualmente, la Unión Europea no tiene una verdadera política exterior común y sigue dependiendo de la OTAN para su defensa de la OTAN.
Sin embargo, este parece el momento histórico adecuado para dar ese salto que los europeos han estado tratando de dar desde 1952, cuando, incluso antes del nacimiento de la CEE en 1957, los seis países fundadores lanzaron la Comunidad Europea de Defensa (CED) que luego fracasó debido al veto del parlamento francés.
Fueron los años en los que los Padres Fundadores hablaron de los Estados Unidos de Europa y en los que Winston Churchill evocó un ejército europeo para dar "un poco de fuerza a la diplomacia europea".
Los cambios trascendentales de los últimos años -Covid, la guerra en Ucrania y la crisis energética- han mostrado en realidad una Europa capaz de reaccionar y crear políticas generales a partir de la nada, como la UE de próxima generación, la compra común de vacunas, la posición política firme y ayuda militar en Kiev, diversificación de fuentes de energía.
De hecho, la UE puede estar madura para dar un paso más. El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, y el vicepresidente del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, dijeron en una reciente carta a la prensa: "Hay algo a lo que ya no podemos renunciar: debemos avanzar en el camino de la política exterior y la defensa común europea".
El Ministerio de Defensa alemán ha preparado un informe sobre un escenario que implica un ataque ruso a un país de la OTAN en un plazo de 5 a 8 años. El Secretario de Defensa británico, Grant Shapps, explicó que debemos ser conscientes de que estamos pasando de un "mundo de posguerra a uno de preguerra".
Y hay que decir que Europa está más adelantada de lo que afirma Trump. Alrededor de dos tercios de los 31 países miembros de la OTAN -más o menos 20- están en camino de alcanzar el objetivo de gasto en defensa del 2% del PIB en 2024.
Los países bálticos y Polonia, en la frontera con Rusia, están claramente por encima del 2%. El Reino Unido está en el 2,16%. Francia con un 1,89%, Alemania con un 1,49%, Italia con un 1,51% pero creciendo respecto a años anteriores.
El ejército europeo tendrá que ser complementario de la OTAN y, sobre todo, tendrá que evitar la duplicación de sistemas de armas con una única programación y un cuartel general europeo.
Pero tal vez quede un último punto que recordar. La OTAN se construyó mediante un acuerdo entre Estados Unidos y Europa con una fuerte tracción estadounidense. Es cierto que los americanos han garantizado la seguridad europea, pero también es cierto que Europa puso su territorio a disposición de Estados Unidos con bases aéreas y navales (donde también se guardan armas nucleares) que hasta ahora permitieron al país norteamericano controlar militares de muchas áreas. Pero Donald Trump no dijo esto. (ANSA).
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