Luego de la cuestionada visita de Emmanuel Macron al Salón de la Agricultura de París, el sábado pasado, diversas decenas de agricultores bloquearon brevemente esta mañana el tráfico con vallas de hierro y tractores en la plaza Charles-de-Gaulle Etoile, a los pies del célebre arco napoleónico inspirado en la antigua Roma.
Al menos unas sesenta personas fueron detenidas por la policía en la plaza, rodeada por las fuerzas del orden, entre ellas, el sindicalista Patrick Legras, responsable del movimiento 'Coordination Rurale' (CR) que promovió la manifestación no autorizada contrariamente a los otros sindicatos FNSEA y Jeunes Agriculteurs (JA) ahora más propensos al diálogo.
Una vez que se despejó la explanada, alrededor de las 9:30 hora local, el tráfico se reanudó con normalidad en los alrededores de L'Etoile y los Campos Elíseos.
Un convoy de tractores partió en dirección al Palacio de Versalles, en las afueras de la capital, donde llegó hacia el mediodía escoltado por la policía. "Continuamos la protesta porque no nos escuchan. No hemos conseguido nada estructural", lamenta uno de los manifestantes, Nicolas Bongay, de 40 años, presidente de "Coordination Rurale" en el departamento de Doubs.
Otras incursiones marcaron el viernes francés. También por la mañana, vehículos agrícolas bloquearon una salida del bulevar periférico, la circunvalación de París, mientras que por la tarde los ministros de Transición Ecológica y de Agricultura, Christophe Béchu y Marc Fesneau, que visitaban de nuevo el Salón de la Agricultura, fueron blanco de rechiflas y lanzamiento de huevos. En el penúltimo día de la feria parisina, que finalizará el domingo, los dos representantes gubernamentales se vieron obligados a abandonar el stand en el que se encontraban, escoltados por un imponente grupo de policías vestidos de civil.
"No nos rendiremos", declara Véronique Le Floch, presidenta de CR, el segundo sindicato agrícola francés, citada por la prensa. En las últimas semanas, el gobierno de Gabriel Attal multiplicó sus concesiones y gestos conciliadores hacia el campo francés en rebelión. El ejecutivo anunció medidas de emergencia por valor de más de 400 millones de euros, prometiendo, entre otras cosas, flexibilizar las normas medioambientales, un "shock de simplificación" de las normas agrícolas, reforzar la Ley Egalim para proteger los ingresos de los agricultores y aumentar los al sector agrícola al rango de "gran interés general" de la nación.
Medidas adoptadas que, a cinco meses de las elecciones de la UE, evidentemente no son suficientes para calmar la ira de los tractores.
La protesta, sin embargo, no obtuvo el apoyo del principal sindicato agrícola galo, FNSEA, competidor de CR, ahora más proclive al diálogo con el ejecutivo tras semanas de protestas.
El Salón Agrícola de París es una cita fundamental para los políticos franceses, a la que asisten cada año cientos de miles de visitantes. Este año la manifestación agrícola en la que también participan varios productores italianos cobró especial importancia, a la luz de las protestas en el campo que han marcado la actualidad francesa y europea a pocos meses de las elecciones europeas de junio. (ANSA).
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