(ANSA) - ROMA, 17 MAR - Incluso en Italia, como en el resto
de Europa y del mundo, los ciudadanos rusos acudieron a votar en
las elecciones presidenciales en sus representaciones
diplomáticas. Largas colas frente a la embajada en Roma y el
consulado en Milán, básicamente para votar a favor o en contra
de Vladimir Putin.
Por un lado, quienes se sumaron a la iniciativa lanzada por
Alexei Navalny cuando aún estaba vivo, entonando cánticos y
dando muestras de abierta protesta contra el líder ruso. Por el
otro, los partidarios del líder del Kremlin, que refuerzan el
número de un plebiscito previsible tras su enésima
reconfirmación.
No hubo incidentes en las urnas y el embajador Alexei
Paramonov se propuso enviar un mensaje aparentemente relajante
(pero interpretable en muchos sentidos) a las autoridades
italianas: "A diferencia de muchos otros líderes de los países
occidentales - afirmó - desde el principio no interfirieron con
la organización de las urnas y la celebración de las
elecciones".
La campaña "Mediodía contra Putin', lanzada por Navalny
antes de su repentina muerte en prisión, fue bien recibida tanto
en Roma como en Milán.
La cola para votar delante de la embajada en la via Gaeta
empezó a formarse antes de las 12 y poco a poco fue creciendo.
"Rusia sin Putin", "No a la guerra", "Rusia libre" son
algunos de los lemas coreados por los opositores al Kremlin.
"No tengo miedo de entrar en la embajada, de todos modos
estamos en Italia. Pero en Rusia sí", fue el testimonio de una
chica. Pero no faltaron las voces disidentes.
"Estamos aquí para demostrar que nuestras elecciones son
libres y que Putin está haciendo mucho por nuestro país",
respondieron algunas señoras. Afirmando que la guerra en Ucrania
"no la comenzó él".
Escenas similares en el consulado de Milán. "Ya no quiero
ver a un asesino en el poder", confesó una chica que sostiene un
cartel en inglés que dice "Putin debe ser castigado. Es un
asesino. Libertad para todos los presos políticos".
Muchos también están a favor del presidente ruso. Algunos
se opusieron a un grupo entre el que se encontraban la
presidenta de los radicales italianos Patrizia De Grazia, el
activista Yuri Guaiana, ya detenido en Rusia, y el concejal
Daniele Nahum, que llegó para denunciar las políticas de Moscú
contra la comunidad LGBT.
El embajador Paramonov, después de votar en la capital, habló
de "una interacción constructiva con las autoridades y las
fuerzas del orden" italianas para "prevenir posibles incidentes
o provocaciones y crear un entorno favorable y seguro para la
votación".
Esta elección de "no interferencia", según el diplomático
ruso, distingue al Gobierno italiano de "muchos otros líderes de
los países occidentales".
Después de la invasión de Ucrania, Moscú mantuvo una actitud
ambivalente hacia Roma. El propio Paramonov, hace apenas un mes,
definió las relaciones bilaterales como "no mucho mejores" en
comparación con los tiempos de la invasión nazi-fascista de la
URSS durante la Segunda Guerra Mundial.
Al mismo tiempo, incluso Putin expresó palabras melosas
sobre un país que "siempre ha estado cerca de nosotros y donde
me siento como en casa". Como si el presidente ruso quisiera
dirigirse a esa parte de Italia (entre la opinión pública y la
clase política) que no está nada convencida de la necesidad de
apoyar a Kiev por tiempo indefinido. (ANSA).
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En Roma y Milan cánticos-pancartas pro y contra Putin
El embajador: "Agradezco a Italia que no interfirió en votación"