(ANSA) - KIEV 30 ABR - "Tan pronto como Rusia demuestre que
quiere sinceramente negociar, estaremos allí y creo que también
los ucranianos", afirmó el secretario de Estado norteamericano,
Antony Blinken, expresando así la voluntad de Washington de
sentarse a una mesa con Moscú para poner fin a la guerra en
Ucrania.
Pero -afirmó- las condiciones deben ser claras y alejadas de
momento de la posición rusa, solo puede haber "negociaciones de
acuerdo con los principios fundamentales que son la base de la
comunidad internacional y de la Carta de las Naciones Unidas:
soberanía, integridad territorial, independencia", afirmó el
jefe de la diplomacia estadounidense durante su misión en Medio
Oriente.
El fin de la guerra "depende en gran medida de Vladimir
Putin y de lo que decida. Espero que comprenda el mensaje y
demuestre su voluntad de negociar sinceramente", subrayó.
Las armas no son infinitas, Estados Unidos lo sabe bien: el
último paquete de ayuda estadounidense a Kiev se aprobó solo
después de meses de estancamiento y controversia. Así que
Washington piensa con pragmatismo en un futuro que tarde o
temprano, por las buenas o por las malas, tendrá que ver una
mesa de negociaciones.
Pero la posición de Ucrania es difícil, y el terreno sigue
dando ventaja a los invasores rusos. Y cuando llegue la
primavera o el verano, se espera una nueva campaña ofensiva del
ejército del zar.
Según el grupo de expertos estadounidense ISW, las fuerzas
rusas tienen la oportunidad de elegir entre múltiples
direcciones tácticas para sus futuras acciones ofensivas en el
frente de Avdiivka en Donetsk, pero no está claro dónde
centrarán sus esfuerzos en el futuro próximo.
Moscú -sostuvieron los expertos- podría continuar avanzando
hacia el oeste, hacia el objetivo operativo declarado en
Pokrovsk, o intentar avanzar hacia el norte para operaciones
ofensivas alrededor de Khasiv Yar.
Para frenar el avance ruso, Ucrania pone todas sus
esperanzas en nuevos suministros occidentales, que deberán
llegar lo antes posible al frente y a todas las posiciones
antiaéreas del país para bloquear la lluvia de bombas que
continúa sobre todas las ciudades ucranianas.
Tras el ataque ruso a la ciudad de Odesa, las imágenes de
las llamas que envuelven el castillo de Kívalov, también
conocido como "castillo de Harry Potter" por su parecido con el
de la famosa película, siguen vivas ante los ojos del mundo.
Para el fiscal general ucraniano, Andrei Kostin, no hay
duda: el objetivo del ataque era "matar al mayor número posible
de civiles". Prueba de ello, afirmó el funcionario, es el uso
para el ataque del misil balístico Iskander con una ojiva de
racimo, un dispositivo letal prohibido por varios países del
mundo -pero no por Estados Unidos y Rusia- precisamente por su
devastador impacto en la población.
"Se encontraron fragmentos de metal y restos de misiles a
1,5 kilómetros del lugar del ataque", explicó Kostin, mientras
que la fiscalía informó que el vicerrector de la Universidad
Internacional de la ciudad, Boris Vasiliev, murió en el
bombardeo.
Las bombas también volvieron a caer sobre la atormentada
Járkov, donde dos civiles murieron y seis resultaron heridos.
Para atacar la ciudad del este de Ucrania, Moscú también confía
en las armas suministradas por su aliado Pyongyang: según un
informe de la ONU citado por The Guardian, los restos de un
misil lanzado contra el centro el 2 de enero procedían de un
misil balístico norcoreano Hwasong 12.
Las fuerzas ucranianas responden al fuego con continuos
ataques contra Crimea, donde el ministerio de Defensa ruso dijo
que derribó 10 misiles Atacms de fabricación estadounidense en
24 horas.
Unas horas antes, los medios de comunicación ucranianos
habían informado de explosiones escuchadas en la península:
según el canal Telegram Astra, durante la noche un cohete fue
lanzado contra el aeropuerto militar ruso de Dzhankoya causando
5 heridos entre los soldados rusos, sin embargo, sin
confirmación de Kiev. Y en Kursk, el gobernador dijo que una
mujer murió y tres personas resultaron heridas en los bombardeos
ucranianos en la región fronteriza rusa. (ANSA).
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Blinken, si Rusia quiere negociar estaremos ahí
Otra incursión en Járkov