Veintisiete países, un gran desafío: el que existe entre la ola soberanista y el eje proeuropeo. Después de una semana de campaña electoral, ultimátums, proclamas y una preocupante índice de violencia, finalmente llegó la hora de la verdad para Europa.
El domingo, a primera hora de la tarde, llegarán las primeras proyecciones a Eurocamera. Y la mayoría Ursula formada por popolari, socialistas y liberales llega allí con un objetivo: apagar las esperanzas de la extrema derecha y los soberanistas de subvertir el equilibrio en la UE.
El fin de semana electoral estuvo marcado por un nuevo y clamoroso ataque: a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, una de las favoritas para suceder a Charles Michel al frente del Consejo Europeo, recibió un puñetazo en el brazo derecho mientras caminaba por el centro de Copenhague. Mette Frederiksen no sufrió heridas evidentes, salvo un ligero latigazo cervical, pero dijo que estaba conmocionada por el incidente y canceló sus compromisos electorales previstos para el sábado. Según las investigaciones iniciales, el ataque no parece haber tenido motivaciones políticas.
El agresor fue arrestado y permanece en prisión. Se trataría de un ciudadano polaco de 39 años que vive en Dinamarca desde 2019. Un primer reconocimiento médico determinó que, en el momento del ataque, el hombre se encontraba bajo los efectos de drogas, pero no se consideró necesaria la hospitalización forzosa.
Para la premier socialista, en cambio, llegaron mensajes de solidaridad de toda Europa. Los líderes de las instituciones comunitarias condenaron duramente el episodio, incluso el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha expresado su solidaridad. "La violencia política no pasará", escribió el Comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, en X.
En Eslovaquia votó otra víctima inmejorable de la violencia de los últimos días: Robert Fico. El primer ministro, que se recuperó en un tiempo récord del tiroteo que casi lo mata, acudió a las urnas con muletas, reviviendo una narrativa antieuropea que, en la UE, lo convierte en el aliado más cercano de Viktor Orban.
El primer ministro húngaro, sin embargo, podría salir de las elecciones europeas con un poco menos de seguridad. Miles de personas marcharon contra el líder del Fidesz en Budapest, encabezadas por la estrella en ascenso de la oposición, Peter Magyar. Ex líder del partido de Orban, ex marido de la poderosa ministra de Justicia Judith Varga, Magyar agrupó a los distintos grupos de la oposición bajo el nombre de Tisza y, según las encuestas, podría alcanzar el 25%. La coalición, inmediatamente después de la votación, podría pasar al PPE, dando apoyo a un grupo que empieza a tener una clara ventaja numérica sobre los demás.
Conforme a los últimos resultados previos a la votación, los Socialistas ocuparían el segundo lugar y los Liberales el tercero, aunque seguidos de cerca por los Conservadores y los Reformistas y por Identidad y Democracia, los dos grupos de derecha liderados, por un lado, por Giorgia Meloni, y por el otro, Marine Le Pen.
En los últimos días, las dos líderes se han acercado considerablemente, alimentando la hipótesis de un único grupo, pero al mismo tiempo distanciando la posibilidad de un diálogo entre el PPE y la derecha. En la Spitzenkandidat Ursula von der Leyen, los líderes Socialistas y Liberales dijeron claramente que no puede existir una mayoría con la FDI y alguna otra delegación de ECR.
La presidenta saliente de la Comisión ha desvirtuado la opción de la ampliación hacia la derecha, desempolvando la posibilidad de un eje con los Verdes. "Para una gran mayoría, para una Europa fuerte, empezaremos desde el centro", explicó von der Leyen, también tranquilizada por los sondeos a pie de urna neerlandeses que registraron la caída del PVV de Geert Wilders.
El juego de top jobs más importantes no cobrará vida hasta el lunes, cuando se comprenda el mapa de la nueva Eurocámara de 720 escaños. Un Parlamento que Roberta Metsola pretende volver a liderar. "Vota u otros decidirán por ti", tuiteó la maltesa, publicando una foto suya en el colegio electoral, en uno de los cuatro países miembros -junto con Bélgica, Austria y Alemania- donde también pueden votar los jóvenes de dieciséis años.
La ola soberanista desafía eje pro-UE
Veintisiete países y un gran desafió electoral