Unión Europea

Orban con Trump, dilemas en la UE

Nuevo fracaso de los húngaros, Bruselas en pie de guerra

Redazione Ansa

(ANSA) - BRUSELAS, 11 LUG - El primer ministro húngaro, Viktor Orban, volvió a estar en el centro de las polémicas pues, aun con la cumbre de la OTAN en curso, decidió volar a Mar-a-Lago para reunirse con el magnate y candidato presidencial estadounidense, Donald Trump, en su residencia privada de Florida.
    Todo esto mientras Bruselas intenta descifrar cómo detener al hombre fuerte de Budapest: de hecho, la tarjeta amarilla dada ayer por 25 Estados miembros al representante permanente húngaro durante la dirección de la UE, el Coreper, evidentemente no le afectó demasiado.
    Por eso, la Unión Europea está pensando en aumentar la presión, por ejemplo, privando a Hungría de la reunión informal de ministros de Defensa -prevista para finales de agosto- y transformarla en un Consejo de Asuntos Exteriores de pleno derecho, con sede, por lo tanto, en Bruselas.
    Por el momento, se trata solo de una hipótesis, pero, según se informó a ANSA, varios Estados miembros fueron sondeados y la idea está ganando apoyo. "Es necesario dar una señal", confió una fuente europea.
    ¿Es legítimo que Orban se comporte como lo hace cuando ocupa la presidencia de seis meses de la UE? Ayer, el servicio jurídico del Consejo presentó un argumento "claro y sólido" de que todos los Estados miembros están "obligados por el principio de cooperación leal" y que la presidencia rotatoria sólo tiene "un papel limitado en la representación exterior de la UE".
    Según el Financial Times, los expertos del Consejo llegaron incluso a definir la conducta de Orban como "una violación" de los Tratados, aunque parece que ésta es, más que nada, la interpretación de algunos Estados miembros.
    "Viktor Orban es el primer ministro de Hungría y hace lo que considera más apropiado, no es que nosotros decidamos lo que debe hacer", comentó el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, desde Washington.
    "Él ciertamente no acude a Trump en representación de la Unión Europea - subrayó el jefe de la Farnesina - y sigo diciendo que no debemos interferir en la campaña electoral estadounidense".
    En cualquier caso, los ánimos se están caldeando.
    "Nunca fui testigo de tal animosidad", aseguró un alto diplomático, refiriéndose al ambiente en el Coreper cuando Hungría fue puesta en el banquillo.
    Al margen de la cumbre de la OTAN, grupos informales de líderes europeos discutieron otras ideas, incluida la de una carta conjunta a Orban en la que expresarían claramente su indignación y le pedirían que pusiera fin a las "excursiones no autorizadas" en política exterior.
    La hipótesis de acortar la presidencia húngara para entregársela a Polonia, todavía apoyada hoy por Renovar Europa (Renew), se define ahora como "inviable", también porque el Tribunal de Justicia de la UE probablemente emitiría una opinión contraria.
    El Gymnich (reunión informal de ministros de Defensa), por el contrario, se celebra tradicionalmente en el país que ostenta la presidencia de turno del Consejo de la UE, pero la égida queda en manos del alto representante (es decir, Josep Borrell), quien, por lo tanto, puede decidir la agenda.
    Y también están pensando en invitar al ministro ucraniano, Dmytro Kuleba.
    Orban también aprovechó la cumbre de la OTAN para reafirmar su discurso (peligrosamente similar al del Kremlin, afirman sus detractores).
    "La Alianza Atlántica se creó hace 75 años como un proyecto de paz: en nombre de Hungría defenderé que debemos preservar la OTAN tal como fue concebida, una alianza de defensa", declaró el húngaro al entrar en la cumbre, donde luego reiteró con gran entusiasmo que Budapest no participará en ninguna iniciativa a favor de Ucrania, uno de los platos fuertes del menú de Washington.
    En vísperas de la cumbre, después de sus visitas a Moscú y Pekín, el primer ministro húngaro elogió a Trump - en una entrevista al Bild - destacando que existe una "muy alta probabilidad" de que Joe Biden no sea reelegido.
    "Creo -declaró sin rodeos- que será bueno para la política mundial. Trump es un hombre de paz.
    "Durante su mandato de cuatro años no inició ni una sola guerra e hizo mucho para crear la paz en viejos conflictos en zonas muy complicadas del mundo", añadió.
    Considerando que muchos líderes europeos, dentro y fuera de la OTAN, viven el posible regreso de Trump como un desafío, en el mejor de los casos, y una pesadilla, en el peor, la enésima aventura de Orban se vivirá como una auténtica provocación.
    (ANSA).
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