A coronarla no serán los 562 votos obtenidos por Roberta Metsola pero la presidenta apunta a superar la cuota de 380, y mejorar así la performance de cinco años atrás.
El verdadero enigma, para Ursula, será el de los contornos de su mayoría: ¿Un tripartito formado por el PPE, Socialistas y Renew o un cuatripartito con la incorporación de los Verdes? La respuesta, en última instancia, está en la práctica misma de las legislaturas comunitarias, compuestas por mayorías variables, a menudo muy diferentes de las que votaron por la presidenta del ejecutivo de la UE.
Las últimas horas antes del Día D von der Leyen las pasó como un fantasma en Estrasburgo: encerrada en las salas de protocolo de los edificios de la Eurocámara, alejada de los focos. Comprometida en ultimar las líneas maestras del programa que, en un discurso de poco menos de una hora, ilustrará a la Cámara mañana por la mañana.
Los contactos con todos los grupos -excepto los Patriotas y la Europa de las Naciones Soberanas- fueron frecuentes y establecidos principalmente por el personal de la presidenta designada. Con los Verdes hay comunión de intenciones. Sin embargo, los Verdes presionan para que se certifique su entrada en la mayoría, lo que sigue sembrando descontento en el PPE.
Y el propio Manfred Weber no lo aclara: por ejemplo, permitió que la Comisión parlamentaria de Cultura, que era responsabilidad de los patriotas, se redistribuyera entre los Verdes, pero, en la votación sobre las vicepresidencias, apoyó inicialmente a la meloniana Antonella Sberna entre las candidatas fuera de la mayoría Ursula.
Falta el contacto más esperado, el de Giorgia Meloni. La sensación en Estrasburgo es que FDI podría finalmente votar a favor. El problema está en la forma de la negociación. Von der Leyen no quiere vincular la asignación de un comisario fuerte a Italia y una eventual vicepresidencia ejecutiva en el Palacio Berlaymont al sí de los melonianos.
"De momento no son el factor decisivo", explican fuentes parlamentarias calificadas cercanas a la presidenta. Por supuesto, las relaciones entre Meloni y von der Leyen siempre han sido buenas y la presidenta de la Comisión no tiene intención de empeorarlas. En su estrategia, ECR queda fuera de la mayoría. Por su parte, la ex ministra de Defensa espera una señal de Meloni cerca de la votación. Una señal que de alguna manera certifica el pacto de no beligerancia y la posible colaboración entre las dos.
La importancia de Italia, en el esquema que tiene en mente von der Leyen, no se discute. Tampoco parece que se hayan formulado reservas sobre la hipótesis de que Raffaele Fitto sea el comisario. El ministro de Asuntos Exteriores de la UE, según múltiples fuentes parlamentarias, pasó la tarde en Estrasburgo y vio a la delegación de FDI. Y quién sabe, tal vez, hubo contacto con la propia von der Leyen. Sin embargo, no se recibió confirmación sobre su presencia. Un fantasma, como la presidenta de la Comisión in pectore.
Mañana a las 8 en punto hora local, von der Leyen enviará el texto de su programa a los grupos. A continuación hablará en la Cámara, a las 9 horas, donde seguirá el debate de los eurodiputados. A las 11 se suspenderá el trabajo y los grupos se reunirán para decidir qué hacer y las eventuales observaciones a realizar al programa. La votación secreta se realizará a las 13.
hora local, Durará poco menos de dos horas.
Seguridad, agilizar la defensa europea, protección de la democracia, competitividad, serán algunos de los pilares del discurso de von der Leyen. Habrá un fuerte llamado a la estabilidad de una Europa que sólo unida podrá afrontar un mundo marcado por conflictos, que en noviembre podría verse sacudido por la llegada de Donald Trump.
El llamado de Von der Leyen será a favor de una UE fuerte, quizás más pragmática, pero aún anclada al Pacto Verde. Será un discurso con el que la presidenta de la Comisión responderá, a su manera, a Viktor Orban. Es él, en este momento, el adversario número uno al que debe enfrentarse dentro de la UE. (ANSA).
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