Unión Europea

Tensiones europeas por el envío de armas a Kiev, Budapest contra Borrell

"Nos encontramos ahora en un nuevo escenario", advierte el canciller Kuleba. Pero, Roma insiste: nuestro material bélico "solo en territorio ucraniano".

Antonio Tajani, junto a Ursula von der Leyen en Bruselas

Redazione Ansa

(ANSA) - BRUSELAS, 29 AGO - La Unión Europea volvía a empezar después de las vacaciones del verano boreal -al menos en términos de reuniones oficiales- y abordaba el tema, muy candente, de las restricciones al uso de armas suministradas a Ucrania. Se trata, en realidad, de un debate que lleva meses, pero la incursión de Kiev en Kursk cambió la perspectiva.
    "Nos encontramos ahora en un nuevo escenario", subrayó el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, invitado a Bruselas por el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, precisamente para defender el caso ante los 27 países.
    "Ucrania debe poder utilizar plenamente sus armas, de lo contrario serán inútiles", remarcó Borrell. Tales declaraciones ocasionaron, inmediatamente, la ira del gobierno de Budapest, que consideró lo dicho como "propuestas locas; hay que detenerlas".
    La cuestión, como siempre, es que cada país decida cómo debe utilizar Ucrania sus armas. Algunos eliminaron todos los tabúes de inmediato, otros son más cautelosos.
    El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, reiteró que la posición de Roma no cambia: "Nuestro material de guerra solo puede utilizarse dentro del territorio ucraniano".
    Pero, por qué la operación de Kursk representaría un salto cualitativo?. "Hemos demostrado que podemos derrotar a Moscú si estamos adecuadamente equipados y que las líneas rojas de Rusia están vacías, no hay riesgo de escalada", explicó Kuleba.
    "Pero debemos ser capaces de atacar objetivos militares legítimos, como los aeropuertos desde donde se originan los ataques a nuestra infraestructura".
    El ministro ucraniano lanzó entonces una de las críticas más fuertes a los aliados desde el inicio de la guerra.
    "Hay demasiados retrasos entre los anuncios de ayuda militar y las entregas reales: son retrasos que pagamos con vidas humanas".
    Un análisis compartido por el colega lituano Gabrielius Landsbergis. "Desde junio -reveló- Ucrania no recibió municiones, los Patriots prometidos aún no fueron entregados.
    Entonces, me pregunto: no somos nosotros también parte del problema?".
    Una reconstrucción, sin embargo, cuestionada por Borrell, según el cual en las últimas semanas los envíos de munición desde Europa "aumentaron".
    El debate, sin embargo, esconde una realidad mucho más compleja (y amarga). Desde hace algunas semanas, circulan cifras sobre la cantidad de financiación que realmente se necesitaría para permitir a Kiev frenar a Vladimir Putin e invertir el curso del conflicto y que oscilan entre 400 y 900 mil millones de euros.
    Esta es la razón por la que los principales partidarios de Ucrania -Estados Unidos y Alemania- están empezando a mostrarse reacios a prolongar lo que ahora parece un esfuerzo inútil.
    De ahí la necesidad de encontrar una estrategia de salida.
    "Los ucranianos pueden percibir fácilmente el retraso en la entrega de ayuda militar como un impulso hacia las negociaciones con Rusia, porque el dinero se está acabando", dijo a ANSA una alta fuente diplomática europea.
    "Pero Ucrania quiere un cierre en sus propios términos.
    Esto explica la ofensiva de Kursk: quiere tener algo que negociar con Moscú, dado que podría verse obligada a iniciar negociaciones antes de las elecciones estadounidenses".
    El llamamiento de Borrell y Kuleba no dio frutos.
    "Durante el Consejo abordamos la cuestión de la eliminación de las limitaciones de armas, pero en última instancia se trata de una decisión nacional y era la voluntad de los Estados miembros que así siguiera siendo así, por lo que no es una decisión a nivel europeo", admitió Borrell.
    Mañana, sin embargo, será el turno de los ministros de Defensa, reunidos de nuevo en Bruselas, y el tema probablemente volverá a estar sobre la mesa (Francia, Holanda, Letonia y Polonia, por ejemplo, estuvieron a favor).
    Pero, sin duda, los ánimos se están caldeando.
    "Hay que detener la peligrosa furia del Alto Representante: no queremos más armas en Ucrania, no queremos más muertes, no queremos una escalada de la guerra", afirmó el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó. (ANSA).
   

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