Todo el Nuevo Frente Popular, la coalición de partidos de izquierda que obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones legislativas a pesar de estar lejos de la mayoría absoluta, se rebeló contra el presidente francés, Emmanuel Macron, por el nombramiento de un exponente republicano al frente del gobierno y promete desautorizarlo en el Parlamento.
Encargado de "establecer un gobierno de unidad al servicio del país", el experimentado Barnier, una personalidad con gran experiencia política tanto en su país como a nivel de la Unión Europea (UE), se mostró optimista.
Pero, para él, el camino es cuesta arriba. Manuel Bompard, número 2 de La Francia Insumisa, instó a la gente a manifestarse mañana contra el "golpe de estado" de Macron: "No es una cuestión de ira, sino también de dignidad -afirmó en Bfm TV-.
"Cuando se vota, cuando se participa en unas elecciones legislativas, no se puede aceptar que un hombre solo borre todo eso. Cuando alguien queda último en una carrera, al final no obtiene una medalla de oro", añadió Bompard, en referencia a Republicanos, el partido al que pertenece Barnier y que quedó en cuarto lugar en las elecciones legislativas.
Según Marine Tondelier, secretario nacional de los Ecologistas, la idea de nombrarlo "era el plan original de Macron".
"Nunca se tomó en serio nada de lo que estaba a la izquierda de Macron", lamentó, en declaraciones a TF1.
En cuanto a los socialistas, el secretario, Olivier Faure, habló con France Inter asegurando que "ninguna personalidad" de su partido "entrará en el gobierno".
"No tengo ninguna duda al respecto", prosiguió, confirmando que la izquierda presentará una moción de censura contra el Gobierno.
Los demás exponentes del NFP repudiaron, al unísono, que la decisión presidencial, mientras algunos exponentes de La France Insoumise dijeron que habría obtenido el respaldo de la dirigente de extrema derecha, Marine Le Pen.
"Con 126 diputados, la realidad es que somos la primera fuerza política, por lo tanto, no pueden prescindir de nosotros", subrayó el vicepresidente de Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), Sébastien Chénu, incluso antes del nombramiento.
"De hecho, el presidente convive con el RN", respondió a la radio RTL Lucie Castets, candidata de izquierda para ocupar el cargo en el Matignon, rechazada a finales de agosto por Macron.
Pero en la izquierda también hay quienes son autocríticos, como la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, quien declaró estar "profundamente enojada" con el Partido Socialista por haber "impedido", rechazándolo parcialmente, el nombramiento de Bernard Cazeneuve, el ex primer ministro socialista que hasta hace unos días ocupaba el primer puesto para el cargo, con el republicano Xavier Bertrand, para ir a Matignon.
Mientras, la derecha hizo saber que condicionará su participación en el futuro ejecutivo al programa de Barnier sobre poder adquisitivo, finanzas públicas, inmigración y seguridad.
Esta mañana, el nuevo primer ministro recibió en el palacio de Matignon a su predecesor, Gabriel Attal, luego a los representantes republicanos Laurent Wauquiez y Bruno Retailleau, así como al presidente del Senado, Gérard Larcher, en el marco de una primera ronda de consultas.
En respuesta a la prensa internacional, el ex negociador jefe de la UE para el Brexit indicó que las negociaciones avanzan "muy bien" y que están "llenas de energía".
Barnier fue recibido posteriormente en el Elíseo para un desayuno de trabajo con Emmanuel Macron y mañana se reunirá, entre otros, con el presidente de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet.
Mientras, la izquierda se prepara para salir a las calles.
(ANSA).
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