"En noviembre habrá un documento que detallará las condiciones específicas para un final justo de la guerra", prometió Zelensky a los líderes balcánicos hoy en Dubrovnik, ciudad del sur de Croacia frente al Adriático.
El viaje continúa, pero la oportunidad más importante para ilustrar el plan, la cumbre de Ramstein, Alemania, prevista para el sábado, se perdió en el último momento debido a la ausencia del presidente estadounidense, ocupado en gestionar la crisis en casa, la estela nefasta del huracán Milton. Pero, Zelensky sigue siendo optimista: "En octubre, noviembre y diciembre tenemos una oportunidad real de avanzar con una paz y una estabilidad duraderas y la situación en el campo de batalla crea una oportunidad para tomar medidas decisivas para poner fin a la guerra en una fecha mucho más tardía: 2025", dijo el presidente.
"Contamos con el liderazgo del presidente Biden y de las empresas y gobiernos intermedios de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia para llevar seguridad y paz a Europa", añadió.
Después de que el ruido se filtrara a los medios, fue el presidente ucraniano quien anunció la etapa italiana de una gira europea que comenzó en Croacia y que tendrá lugar también en el Elíseo con Emmanuel Macron, en Alemania para reencontrarse con Olaf Scholz y en Reino Unidos, con Keir Starmer.
Zelensky viajará a Roma y este jueves se reunirá con la primera ministra Giorgia Meloni en una reunión bilateral seguida de una cena. La Santa Sede anunció la audiencia con el Papa por la mañana: el tercer encuentro entre el líder en guerra y el pontífice será, tras el difícil encuentro del Vaticano del 13 de mayo de 2023 y el del 14 de junio último, en la cita del G7 en Borgo Egnazia.
En las distintas capitales, Zelensky también insistirá en la necesidad de utilizar armas occidentales para atacar profundamente a Rusia, petición que ahora ha sido atendida por sus aliados. Entre los misiles capaces de lograr esta hazaña se encuentra también el Storm Shadow/Scalp, que fue entregado por Italia en paquetes de ayuda enviados hace poco a Kiev.
Sin embargo, a estas alturas el Gobierno mantiene su firmeza sobre la prohibición absoluta del uso de armas italianas en Rusia: la fuerza militar italiana debe destinarse únicamente a la defensa ucraniana. Los últimos ministros militares italianos también siguen esta dirección, incluido el segundo sistema Samp-T, que llegó a Ucrania y está operativo. La posición de Roma también es compartida por otros aliados, incluida Alemania, que en virtud de este principio ha evitado suministrar sus misiles Taurus a los ucranianos.
Hasta la reunión de Ramstein (prevista para una fecha posterior, pero probablemente dentro de este mes), será en las conversaciones bilaterales con los líderes europeos donde el presidente ucraniano intentará dar fuerza a su plan para poner fin a la guerra, mientras que el escepticismo persiste en sus consecuencias concretas. Un escepticismo que puede estar relacionado con las posiciones de la presidencia ucraniana: de hecho, funcionarios cercanos a la OTAN dijeron a la agencia Bloomberg que Zelensky podría estar dispuesto a adoptar un enfoque "más flexible" a la hora de examinar las formas de llegar a un fin al conflicto.
De hecho, para empezar, el líder ucraniano ha reforzado públicamente las principales demandas de Kiev, incluida la retirada completa de las fuerzas rusas y la membresía inmediata en la OTAN. Pero, por otro lado, mientras Ucrania se enfrenta a su tercer invierno de guerra, "los funcionarios ucranianos han indicado que están dispuestos a reconocer que al final del conflicto deberían entrar en el juego", escribió Bloomberg.
"Nadie hizo concesiones explícitas. Y Zelensky mostró su firmeza para iniciar cualquier conversación sobre la cesión de territorio. Desde el embargo, la presencia de sus aliados ha aumentado para que se pueda adoptar un plan más concreto para poner fin al conflicto", completó la agencia. (ANSA).
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