Puigdemont y el ejecutivo que propuso, que prevé la confirmación de Jordi Turull como secretario general, obtuvieron el 90% de las preferencias de los aproximadamente 2.
En su discurso por videoconferencia desde Waterloo, Bélgica, a donde regresó tras el fugaz atropello en Barcelona el 8 de agosto -con motivo de la investidura como gobernador del socialista Salvador Illa-, Puigdemont apeló a "pasar a la ofensiva" para recuperar la presidencia de la Generalitat. Y para ocupar "la centralidad" del espacio político en la región donde Junts gobierna sólo la Provincia de Girona.
Los votos de los 7 diputados del Congreso español son, sin embargo, decisivos para la mayoría que apoya al progresista gobierno central de Pedro Sánchez.
El diputado catalán, que aún no se benefició de la ley de amnistía negociada en su momento para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y que sigue siendo perseguido en España por una orden de detención por malversación de fuentes públicas, había prometido retirarse de la política si no hubiera sido elegido gobernador de Cataluña en las elecciones regionales del 12 de mayo, donde los partidos independentistas perdieron la mayoría en la Cámara Catalana.
Sin embargo, pese a la derrota, Puigdemont se presentó como candidato a liderar el partido, para advertir de que no abandonará la "vía unilateral hacia la independencia, apoyada actualmente por el 8% de los catalanes y sólo el 22% de los votantes de Junts, según las encuestas oficiales".
"No puedo hacer política activa si no tengo la responsabilidad de la presidencia", se justificó Puigdemont. Y, citando a Julio César, hizo un llamamiento a la militancia para que "abandonen los cuarteles de invierno". (ANSA).
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