Unión Europea

Milagro en un geriátrico, 124 ancianos salvados mientras el agua subía

Llevados en hombros a dos piso más arriba por 10 mujeres heroínas

Redazione Ansa

(ANSA) - MADRID, 01 NOV - "Algunos tienen heridas que necesitan ser tratadas, otros están en problemas porque pasaron la noche sin oxígeno, pero no hemos perdido a nadie: todos están vivos": el rostro de Susana Ivars sigue marcado por el cansancio y el dolor, todavía hay barro y destrucción a su alrededor, pero habla con profesionalidad, como si nada hubiera pasado.
    Pero en sus palabras también se respira mucho orgullo y emoción por haber cumplido con su deber hasta el final: haber conseguido, junto con sus nueve compañeros, salvar la vida de los 124 ancianos de un hospicio en la residencia que trabaja, la Novaedat de Sedavì, uno de los centros más afectados por las inundaciones que afectaron mucho a Valencia y a sus alrededores.
    Una especie de milagro, fruto del sacrificio y la valentía de estas mujeres que, sorprendidas como todos por la crecida del río, en menos de media hora tuvieron fuerzas para cargar a sus pacientes en los hombros durante dos pisos. Su historia es como de película de terror: "Poco a poco, el agua entró en la residencia".
    Al principio lento, nos mojó los pies, luego -cuenta Susana todavía estupefacta - cada vez más fuerte. No teníamos un plan de emergencia establecido, pero con los niveles del agua subiendo cada vez más, rápidamente nos dimos cuenta de que no había tiempo que perder".
    El ascensor se estropeó inmediatamente: a Susana y sus compañeros no les quedó más remedio que cargar a hombros a los ancianos, uno tras otro, y llevarlos a un lugar seguro. Pero había que hacerlo rápidamente.
    "No podíamos moverlos con sillas de ruedas. Así que los llevamos en brazos hasta el primer piso. Pero luego vimos que el agua seguía subiendo: en pocos minutos pasó de cero a dos metros, así que nos vimos obligados a subir al segundo piso, todo en menos de media hora", añadió una de sus compañeras, con los ojos todavía brillantes de emoción.
    "Hoy el agua bajó, pero la residencia sigue llena de barro.
    "Todavía no tenemos electricidad, pero la situación se estabilizó. Algunos voluntarios nos dieron agua y comida y seguimos adelante", concluyó una de las niñas, exhausta pero sonriendo.
    La historia de Susana, Carmen, Paula, Pacheco, Marisol, Pili, Bea, Estela, Raquel y Ana emocionó y conmovió a toda España y a la Web, donde sus entrevistas se hicieron virales.
    Y sus rostros, su coraje, se convirtieron, ahora, en uno de los símbolos del deseo de empezar de nuevo en esa tierra martirizada. (ANSA).
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