Con el paso de las horas, los duelistas, tanto populares como socialistas, no parecen dar paso atrás y la impresión es que, antes de la próxima semana, las cosas no cambiarán. En este punto, las aguas podrían agitarse ante todo por una iniciativa de los principales líderes de la UE: desde Pedro Sánchez hasta Emmanuel Macron, pasando por Giorgia Meloni y Olaf Scholz.
Llamado a un acuerdo político para una persuasión moral decisiva sobre los grupos del Parlamento. Grupos que parecen incapaces de repararse.
Llegar al próximo miércoles en estas condiciones, cuando la conferencia de presidentes se reunirá en la Cámara Europea mientras la española Teresa Ribera informará al Parlamento sobre las inundaciones de Valencia en Madrid, parece difícil. Si en Roma el presidente de la República, Sergio Mattarella, optó por Raffaele Fitto, en Bruselas el problema no es tanto del candidato italiano. El dilema está en Ribera y en los populares que hasta ahora han seguido a la delegación ibérica en su ataque sin cuartel contra los fieles del presidente Sánchez.
En las votaciones de la comisión competente, Fitto tendría los números para pasar a la tercera votación, la secreta con mayoría simple: pasaría sin el sí de los socialistas y con el apoyo de la extrema derecha, pero pasaría. Sin el sí del PPE, Ribera no tiene mayoría posible. Y entre los socialistas no hay duda de un punto: "Si se va Ribera, se va Ursula".
A todo esto hay que añadir el caso de Oliver Varhelyi, el candidato húngaro al que el S&D (Socialistas y Demócratas) y Renew (Renovación) quisieran haber despojado de algunas delegaciones y que todavía espera la respuesta del PE a su audiencia. Mientras tanto, la mayoría de Ursula sigue dividida en la Cámara. Lo hizo con motivo de la votación sobre el aplazamiento de las medidas sobre la deforestación, donde las enmiendas del PPE y el texto final fueron aprobados con el "no" de los socialistas y gracias a la mayoría venezolana (populares, Patriotas, ultraderechistas AfD) y a una buena parte de Renovación, que obtuvo la aceptación de sus propuestas.
La votación ha envenenado aún más el clima. La Presidenta de la Cámara Europea, Roberta Metsola, había intentado poco antes actuar como bombero, recordando que para la formación de la nueva Comisión - la votación en el Pleno será el 27 de noviembre - "todavía hay tiempo" y "la Cámara toma esto muy en serio, con gran responsabilidad". Von der Leyen parece congelada en su silencio. Pero, explican fuentes parlamentarias, solo tomando la iniciativa podría intentar resolver el impasse.
Quizás con una declaración en la que afirme en blanco y negro que la Comisión se moverá dentro de la mayoría formada por socialistas, populares y liberales. Von der Leyen tendrá que moverse, los líderes ya se están moviendo sus piezas. Los rumores parlamentarios se refieren a una videollamada el miércoles por la noche - interlocutoria y de tono poco sereno - entre Sánchez, Scholz, Manfred Weber y Macron.
Mañana en Múnich se reunirán el canciller italiano Antonio Tajani y el propio Weber. La presión sobre el líder del PPE para que abandone la ofensiva del Partido Popular podría aumentar. Permanecer firme en sus posiciones podría resultarle costoso. A los líderes de los grupos del Parlamento Europeo, a la propia Von der Leyen, que nunca habría imaginado un resurgimiento de posibles perfiles alternativos a ella a un paso de la meta.
"Quien no está preocupado está ciego", es la observación que circula actualmente por los pasillos del Berlaymont. La UE arde. (ANSA).
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