El periódico Die Zeit publicó un amplio extracto del libro que se publicará el próximo martes en 30 idiomas, en el que figura una primera respuesta importante de la ex canciller: ¿por qué negó a Kiev el ingreso en la OTAN en 2008? "Porque la adhesión de un nuevo miembro debe traer más seguridad no solo a él, sino también a la Alianza".
Y Merkel ya entonces temía la reacción del líder ruso, Vladimir Putin, que desde luego no se quedaría de brazos cruzados.
"Me pareció ilusorio imaginar que el estatus de candidato a la OTAN pudiera ser una protección contra la agresión de Putin y que ese estatus pudiera ser tan disuasivo que permitiera a Putin aceptarlo y permanecer inactivo", escribió.
"El hecho de que Georgia y Ucrania no hayan recibido el estatus de candidatos a la adhesión a la OTAN fue un 'no' a sus esperanzas -agregó después en un pasaje muy interesante de su análisis-. El hecho de que la OTAN les ofreciera la perspectiva de un compromiso general para la adhesión fue, para Putin, un sí a la adhesión a la OTAN para ambos países, una declaración de guerra".
Poder escuchar la voz de Angela Merkel es ahora muy raro en la República Federal, y esto hace aún más interesante la gira que la ex canciller está a punto de hacer por varios países del mundo -desde Estados Unidos hasta Italia (donde el libro está editado por Rizzoli)- para presentar las 736 páginas coescritas con su asesora política de confianza Beate Baumann en más de tres años de ausencia de la escena política.
Y la obra de Frau Merkel también se vio relanzada por la reelección de Donald Trump, ya que incluso algo tenía que decir sobre el magnate, a quien conoció durante su primer mandato.
Durante su primer encuentro con el entonces recién elegido presidente de Estados Unidos en 2017, este le preguntó sobre su relación con Putin en el Despacho Oval de la Casa Blanca: "Evidentemente, estaba muy fascinado por el presidente ruso -escribió ahora la autora-. En los años siguientes, tuve la impresión de que estaba fascinado por los políticos con rasgos autocráticos y dictatoriales".
Y precisamente en las difíciles conversaciones con el líder republicano, que una vez le negó incluso el apretón de manos delante de los fotógrafos, hay un chisme: pidió un consejo al papa Francisco sobre cómo comportarse, cuando supo que Washington se retiraría de los acuerdos sobre el clima.
"Sin dar nombres, le pregunté cómo lidiaría con opiniones fundamentalmente diferentes entre un grupo de personalidades importantes. Me entendió inmediatamente y me respondió de manera directa: 'Doblar, doblar, doblar, pero asegurarse que no se rompa'. Me gustó esa imagen".
Zeit también anticipó algunos pasajes sugerentes sobre su infancia en Alemania del Este, donde la hija del pastor evangélico tuvo el privilegio de vivir en contacto con la naturaleza: "Sin preocupaciones podíamos jugar, nadar, caminar y vivir aventuras".
El agradecimiento a los padres se expresa con un recuerdo especial del rol de la madre: "Ella fue quien me ofreció el espacio de protección decisivo. Siempre estuvo ahí cuando lo necesité".
Pero Merkel también habla del difícil contexto del sistema comunista en el que creció y se formó: "Este Estado, a pesar de todo, no logró quitarme nada que me permitiera vivir, percibir, sentir emociones: una cierta dosis de despreocupación -confió a los lectores- el hecho de que la República Democrática de Alemania (RDA) no haya podido arrebatarme esto es mi gran victoria personal sobre el sistema".
La ex Kanzlerin (canciller) presentará "Libertad", el libro publicado en su tierra natal por Kiepenheuer & Witsch, el martes 26 de noviembre en el Deutsches Theatre de Berlín. (ANSA).
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