Los detalles -por ejemplo el número de soldados, los países participantes, la estructura de comando y control- vendrán, en todo caso, más tarde. La noticia verdadera es que el Kremlin no está necesariamente en contra. "Todo esto puede y debe ser discutido durante las negociaciones", declaró el portavoz de ( Vladimir) Putin, Dmitri Peskov, y sostuvo que no se debe "ir muy adelante".
En suma, la palabra clave es "prematuro". Por ello, en el Consejo de Asuntos Exteriores del lunes próximo los 27 no afrontarán la cuestión y se concentrarán en cómo sostener a Ucrania para que resista el invierno y reforzar su posición en el frente, en particular, movilizando nuevas ayudas militares, especialmente en municiones y las defensas aéreas. En la OTAN es lo mismo. Por ahora no se habla -de hecho, el secretario general, Mark Rutte, pidió a los aliados que "cubran" las cartas lo más posible para no darle ventajas a Putin- y se deja que sean las capitales las que discutan con plena libertad.
Y bien sabiendo que, cuando los tiempos estén maduros, tanto la UE como la OTAN estarán involucradas porque son temas que "conciernen a todos". La única cosa cierta es que Donald Trump, si nunca se llega a una tregua, se contentará con dejar riesgos y beneficios a los europeos (de aquí la necesidad de encontrar acuerdos preliminares).
Sin embargo, las señales se están multiplicando. El próximo miércoles, víspera del Consejo Europeo (el presidente Volodimir Zelensky está invitado), los líderes del formato Weimar plus (Francia, Alemania, Polonia, Reino Unido e Italia) se reunirán para hacer un balance de la situación. Rutte coordinará y en la cumbre también participarán Zelensky y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. "Es ya una fórmula consolidada", explica un diplomático porque, en realidad,, son los accionistas mayoritarios de la futura misión de mantenimiento de la paz.
"Hemos afirmado repetidamente que no estamos interesados ;;en una tregua en sí misma: queremos la paz, que llegará después de que se cumplan nuestras condiciones y se alcancen todos los objetivos que nos hemos fijado", reiteró Peskov, continuando el ballet de posicionamiento en curso entre Moscú y Kiev en espera de saber qué hará verdaderamente Trump..
Por eso, desde ahora y hasta el 20 de enero, la situación seguirá siendo fluida y tensa. Muy tensa. "Independientemente de lo que suceda después, debemos preservar los principios fundamentales: Ucrania debe seguir siendo un Estado independiente con derecho a elegir su propio futuro", subrayó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras la reunión telefónica de los líderes del G7. Con un inciso no secundario. "Corresponde a Ucrania decidir sobre su territorio: son principios que hemos defendido en los últimos tres años y es esencial seguir defendiéndolos en el futuro". Que las fuerzas de Kiev puedan recuperar los territorios ocupados es una fantasía y hasta el presidente Volodimir Zelensky ya lo admite, más o menos públicamente.
Y resta acordar el punto de entrega. A Kiev le gustaría entrar en la OTAN -sin la protección del Artículo 5 para los territorios en disputa- como condición previa para sentarse a la mesa. Moscú no quiere oír hablar de esto y quiere neutralidad.
Trump parece estar de acuerdo. Pero en ese caso Putin bien podría decir que ganó. ¿Puede Washington realmente permitírselo? "Xi Jinping nos está mirando", advirtió Rutte. En resumen, se escribe Ucrania pero se lee Taiwán. (ANSA).
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