Vaticano

Último adiós a Benedicto XVI

Redazione Ansa

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 05 GEN - "Santo inmediatamente" era el llamamiento de los fieles en los coros al final del funeral, y el lema de muchas pancartas en la Plaza de San Pedro, un sentimiento colectivo en la ola de emoción por el pérdida de Benedicto XVI que, a pesar de su carácter tímido, se abrió camino en el corazón de la gente.
    Al menos 50 mil personas, un poco menos que las previsiones iniciales, estaban en el Vaticano para el funeral, entre ellas, numerosas autoridades empezando por el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, y la premier Giorgia Meloni.
    El Papa Francisco llegó a la plaza en silla de ruedas y en su homilía dijo estar "agradecido" con Dios por la sabiduría de Joseph Ratzinger.
    "Estamos aquí con el aroma de la gratitud y en la esperanza para demostrarle, una vez más, el amor que no se pierde, queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él ha sabido otorgar. a lo largo de los años", dijo Francisco en la homilía en el funeral de Benedicto XVI.
    "Es el Pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fue su pastor", añadió.
    Para la ocasión, estuvieron autoridades del mundo, desde la realeza de Bélgica y la reina madre Sofía de España hasta el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, ministros y representantes de instituciones de todo el mundo.
    También estuvo el exprimer ministro italiano, Mario Draghi.
    Al menos 130 cardenales, unos trescientos obispos y 3.700 sacerdotes concelebraron con el Papa Llegaron algunos cardenales de lejos, como el cardenal Joseph Zen, de más de 90 años, de Hong Kong, así como el cardenal Luis Sako de Irak, y el patriarca Bechara Rai de Beirut.
    Meloni recordó a Benedicto XVI como "un teólogo ilustrado que nos deja un legado espiritual e intelectual hecho de fe, confianza y esperanza. A nosotros nos corresponde preservarlo y honrarlo siempre y llevar adelante sus preciosas enseñanzas". En el Vaticano, las filas comenzaron al amanecer en un día húmedo y envuelto en tanta niebla que la Cúpula permaneció oculta durante mucho tiempo.
    Al tránsito fueron cerradas todas las calles alrededor, mientras se impusieron medidas de seguridad en todo el Vaticano.
    Al final de la mañana, el prefecto de Roma, Bruno Frattasi, felicitó a todos los que hicieron posible el desarrollo ordenado del funeral.
    "El trabajo realizado en los últimos días por las fuerzas del orden, por los bomberos, por la policía y por los voluntarios de protección civil representan un excelente modelo de seguridad integral", subrayó. A la llegada del féretro de Benedicto XVI a la Plaza de San Pedro, llevado por los silleteros, como se hace con los Papas, sonaron las campanas. Entonces la multitud irrumpió con un largo aplauso.
    Y luego se produjo la solemne y sobria celebración, en menos de hora y media.
    Tras el regreso a la basílica, después se dirigió a las Grutas del Vaticano para ser sepultado. El homenaje a la tumba, que fue la de Karol Wojtyla, no comenzará antes del domingo.
    (ANSA).
   

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