(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 27 GEN - "En la Iglesia y en el mundo hay una fuerte necesidad de redescubrir el sentido y el valor de la unión conyugal entre un hombre y una mujer sobre la que se funda la familia", afirmó hoy el Papa Francisco al recibir en audiencia a los prelados auditores, funcionarios, abogados y colaboradores del Tribunal de la Rota Romana, con motivo de la solemne inauguración del Año Judicial.
"De hecho -añadió-, un aspecto ciertamente no secundario de la crisis que afecta a tantas familias es el desconocimiento práctico, personal y colectivo sobre el matrimonio".
El Tribunal Apostólico de la Rota Romana es ante todo el tribunal de apelación de la Santa Sede. Es el tribunal eclesiástico más alto de la Iglesia católica después del Tribunal Supremo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.
El Pontífice recordó que "el evangelio de la familia se refiere al plan divino de la creación del hombre y de la mujer, es decir, al 'principio', según las palabras de Jesús: No habéis leído que el Creador desde el principio los hizo varón y mujer, y dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que ya no son dos, sino una sola carne. No dividir lo que Dios ha unido (Mt 19, 4-6). Y este ser una sola carne forma parte del plan divino de la redención".
Para el Papa, "el matrimonio según la revelación cristiana no es una ceremonia ni un acontecimiento social, ni una formalidad; ni siquiera es un ideal abstracto: el matrimonio es una realidad con su consistencia precisa, no una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier modo y modificarse según la sensibilidad de cada uno".
"Podemos preguntarnos -prosiguióel Pontífice- cómo es posible que se produzca una unión tan apasionante entre un hombre y una mujer, una unión fiel y para siempre y de la que nace una nueva familia? Cómo es posible esto, entregado a cuenta los límites y la fragilidad del ser humano? Es mejor que nos hagamos estas preguntas y nos dejemos llevar por el asombro ante la realidad del matrimonio".
"Todo matrimonio verdadero, incluso el no sacramental, es un don de Dios a los esposos. El matrimonio es siempre un don! La fidelidad conyugal se funda en la fidelidad divina, la fecundidad conyugal se funda en la fecundidad divina. El hombre y la mujer están llamados a acoger este don y corresponderle libremente con el don recíproco de sí mismo", expresó luego el Papa.
"Esta hermosa visión puede parecer utópica -admitió-, en cuanto parece ignorar la fragilidad humana, la inconstancia del amor. A menudo se concibe la indisolubilidad como un ideal, y tiende a prevalecer la mentalidad según la cual el matrimonio dura mientras haya es amor".
"Pero, qué clase de amor es ese?", preguntó. Y ensayó una respuesta. "Aquí también a menudo se ignora el verdadero amor conyugal, reducido a un nivel sentimental oa meras satisfacciones egoístas. En cambio, el amor conyugal es inseparable del matrimonio mismo, en el que el amor humano, frágil y limitado, se encuentra con el amor divino, siempre fiel y misericordioso", deslizó Jorge Bergoglio.
Según Francisco, "es un don confiado a la libertad de los esposos con sus limitaciones y fracasos, por lo que el amor entre marido y mujer necesita continuamente purificación y maduración, comprensión recíproca y perdón".
"Quiero subrayar esto último, las crisis ocultas no se resuelven en la clandestinidad sino en el perdón mutuo", completó. (ANSA).
Matrimonio hombre-mujer da base a familia
Francisco inaugura el Año Judicial de Tribunal de la Rota Romana