(ANSA) - YUBA, 04 FEB - Joseph Lat Gatmai tiene 16 años y ocho vive en el Campo de Protección de Civiles de Bentiu. "Mi vida en el campo no es agradable y me preocupo de cómo será en el futuro, también para los otros muchachos", cuenta.
Pero su existencia no es siquiera de las más infortunadas en este país, Sudán del Sur, donde el papa Francisco decidió venir, surcando con su silla de ruedas calles de polvo, abrazando a los refugiados, acariciando rostros magros, pues de los 14 millones de habitantes, más del 60% no tiene la ración alimentaria mínima para vivir dignamente.
Francisco, entonces, con su presencia en Juba, apunta un reflector sobre el país más pobre del mundo. Porque si en la clasificación está en la cima de la pobreza, quizás bajo otros Estados de este continente, como Burundi o el Congo o Malawi, en Sudán del Sur, nacido solo en 2011, se consuma "una tragedia humanitaria", advirtió Francisco en el encuentro en la Freedom Hall con las personas sin hogar.
Refugiados por tantas razones. Por las razias de los guerrilleros en los bosques, pero también por la pobreza y las calamidades naturales, porque aquí, donde muchas casas son con cortinas y chapas, cuando llega el aluvión barre con todo.
Francisco luego agradeció a la vice representante especial de la ONU, Sara Beysolow Nyanti: "Ella y muchos otros no se detuvieron a estudiar la situación, se pusieron a trabajar arduamente". Pero no es nunca bastante y Sudán del Sur "necesita de la ayuda de tantos otros, de todos".
"Socorramos a Sudán del Sur, no dejemos sola a su población, que tanto sufrió y sufre", pide el Papa. "Las previsiones hablan de una tragedia humanitaria que puede empeorar posteriormente", es la alama que el pontífice dirige al mundo.
Y por ello sirve la paz y "no se puede esperar más": un número enorme de niños nacidos en estos años conoció solamente la realidad de los campos de refugiados, olvidaron el aire hogareño, perdieron el nexo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones".
Y si bien Francisco quiere alentar a la agente de los campos de desplazados al decirles a ellos que son "las semillas de esperanza" de este país, a la comunidad internacional pide ayuda: "El futuro no puede ser en los campos de refugiados.
Existe la necesidad de que todos los jóvenes tengan la posibilidad de ir a la escuela y también el espacio para jugar a la pelota, se requiere crecer como sociedad abierta, mezclándose, formando un único pueblo mediante los desafíos de la integración, aprendiendo las lenguas que se hablan en todo el país y no solo de la propia etnia".
Son, en efecto, ochenta las lenguas habladas en el país y, con un analfabetismo altísimo, el más elevado del mundo para las mujeres, de hecho los grupos no se comunican entre ellos. De aquí las guerras intestinas, las bandas armadas, los muertos. La pobreza.
En el país en la cola de la clasificación en lo referido el PIB per capita, se vive medianamente con 300 dólares al año, menos de un dólar por día. Por esto el Papa agradece a la ONU y a todos los operadores humanitarios que no se rinden y todos los días arriesgan la vida para ayudar a esta gente.
Y después solicita a los subsudaneses valorizar a las mujeres que son "la clave del futuro del país". El Papa hoy también visitó la iglesia local. Rezó por los religiosos y las monjas asesinadas a causa de la violencia y pidió a los obispos y sacerdotes "elevar la voz ante la injusticia y la prevaricación, que aplastan a la gente y se sirven de la violencia para manejar los asuntos bajo la sombra de los conflictos. Si queremos ser pastores que interceden -subrayó- no podemos permanecer neutrales ante el dolor provocado por las injusticias y la violencia". (ANSA).
El Papa en Sudán del Sur, "tragedia humanitaria"
Francisco agradece a la ONU y abraza a los refugiados.