Este cambio nace "del encuentro con Jesús", dijo el pontífice en la audiencia general que hoy, continuando el ciclo de catequesis sobre el "celo apostólico del creyente", dedicó a la figura de san Pablo.
"Su celo por el Evangelio aparece después de su conversión, y reemplaza a su anterior celo por el judaísmo", recordó el Pontífice.
"Su entusiasmo primero quería destruir la Iglesia, luego la edifica", agregó.
"Lo que lo cambió no es una simple idea o una convicción: fue el encuentro con el Señor resucitado que transformó todo su ser", explicó Francisco.
"El celo de Pablo permanece, pero se convierte en el celo de Cristo", sostuvo.
Según Jorge Bergoglio, "la pasión por el Evangelio no es una cuestión de comprensión o de estudios: puedes estudiar mucha teología y hacerte ateo, hay muchos teólogos ateos".
También advirtió contra "un cristianismo con un Jesús abstracto", o "un cristianismo elegante", con respeto a la fe pero sin verdadero celo.
"No, cuando Jesús entra en tu vida todo cambia, te cambia por dentro", subrayó.
El Papa recordó también que Pablo "de perseguidor se convirtió en apóstol de Cristo".
"Notamos que en él se produce una especie de paradoja: en efecto, mientras se considera justo ante Dios, entonces se siente autorizado a perseguir, a arrestar, incluso matar, como en el caso de Stefano; pero cuando, iluminado por el Resucitado, descubre que ha sido 'blasfemo y violento', entonces comienza a ser verdaderamente capaz de amar", explicó.
Y al final invitó a los fieles a preguntarse: "¿Qué significa Jesús para mí? ¿Lo he dejado entrar en mi corazón? ¿Me he dejado cambiar por él?".
"Que el Señor nos ayude a encontrar a Jesús - concluyó Francisco -. Y Jesús, desde dentro, nos ayude a cambiar nuestra vida y ayudar a los demás".
Como lo hace habitualmente, tras la catequesis, Francisco se refirió a cuestiones de actualidad que lo preocupan.
En primer lugar, pidió oraciones por todos los migrantes que murieron "en el trágico incendio" en un edificio del Instituto de Migración de México (INM), en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.
"Oremos por los migrantes que fallecieron ayer en un trágico incendio en Ciudad Juárez, México, para que el Señor los acoja en su reino y consuele a sus familias", pidió Francisco.
Según el último balance difundido por el gobierno mexicano, al menos 39 migrantes murieron y 29 resultaron heridos en la tragedia. Entre las víctimas identificadas se encuentran colombianos, ecuatorianos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y venezolanos.
Y no olvidó a Ucrania, asolada por la guerra. Una vez más, invitó a "perseverar en la plegaria y en la cercanía con la martirizada Ucrania", ya al final de la audiencia general, durante el saludo a los peregrinos italianos.
Poco antes, mientras saludaba a los fieles polacos, había exhortado a "continuar a apoyar a sus hermanos y hermanas sufrientes de Ucrania". (ANSA).
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