Vaticano

El Papa besa pies de presos, "todos erramos"

Invita a sacerdotes a no ensuciar la Iglesia con polarizaciones

El papa Francisco y la tradicional ceremonia del lavado de pies

Redazione Ansa

(ANSA) - Por Manuel Tulli - El Papa celebró el tradicional rito del lavado de pies este Jueves Santo en la prisión de menores de Casal del marmo, en las afueras de Roma. Llegó en silla de ruedas pero quiso forzarse en su bastón y realizar el ritual de lavar los pies a doce jóvenes presos.
    Los tranquilizó hablando de la "dignidad de ser pecadores" y dijo que "cada uno de nosotros puede resbalar". Por la mañana, sin embargo, había celebrado la Misa Crismal con los sacerdotes romanos y había pedido no "ensuciar" la Iglesia con "polarizaciones", "las fiestas" y "la cháchara". Se trata de una celebración sencilla y conmovedora que abrió el Triduo Pascual del Papa en la pequeña capilla de la cárcel de menores romana.
    A la misa asistieron un centenar de personas, entre jóvenes que cumplen condena y trabajadores y voluntarios que les asisten. "Jesús sabe lo que hay en nuestros corazones y nos ama tal como somos y nos lava todos los pies. Jesús nunca tiene miedo de nuestras debilidades", les dijo a los jóvenes. "Si escucháramos a Jesús la vida sería tan hermosa. Nos apresuraríamos a ayudarnos unos a otros. En lugar de cómo los inteligentes nos enseñan a jodernos, a aprovecharnos unos de otros", insistió el Papa, apoyado en el bastón y en la plataforma donde estaban sentados los muchachos. El Pontífice repitió ese gesto de "esclavo", lavando los pies. Pero el Papa también los besa y sonríe -como hace don Pino Puglisi en la imagen que se destaca en la capilla- y saluda a cada uno de los doce muchachos. Alguien lo detiene para decirle una palabra, el Papa se detiene con todos.
    Entre los jóvenes presos elegidos para el lavatorio de los pies también hay un niño ruso y un musulmán de Senegal; también un croata, un rumano y un niño de origen sinti (una de las poblaciones gitanas). Dos chicas en también. De los doce, seis son menores de edad y seis apenas adultos porque la prisión acoge a jóvenes de hasta 25 años.
    Luego llegó el intercambio de regalos: Francisco llevó rosarios y huevos de chocolate, mientras los muchachos entregaron al Papa los productos de su trabajo, elaborados en los talleres de la prisión, una cruz de madera, galletas y pasta.
    Este Jueves Santo supone un soplo de aire fresco para el Pontífice que ha querido volver a esta prisión de menores después de diez años. De hecho, aquí había celebrado su primera misa en Coena Domini como Papa, en 2013, y en su momento fue una novedad porque el lavatorio de pies nunca había sido celebrado por un Papa dentro de una institución penitenciaria.
    La jornada comenzó en la basílica vaticana con la Misa Crismal, aquella en la que se bendicen los óleos que se utilizarán para las celebraciones del año. Según la tradición, los sacerdotes romanos estaban presentes y el Pontífice lanzó un llamamiento: "Cuidémonos, por favor, de no ensuciar la unción del Espíritu y el vestido de la Santa Madre Iglesia con desunión, con polarizaciones, con falta de caridad y comunión", deslizó.
    Luego pidió a los sacerdotes que "acojan y perdonen a todos" y eviten ser "groseros, solteronas y quejosas". Admitió que todos pueden experimentar una crisis, pero podemos comenzar de nuevo desde allí. "Una doble vida no te ayudará, tirar todo por la ventana tampoco, adelante, déjate acariciar por la unción del Espíritu Santo", concluyó el Papa. (ANSA).
   

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