(ANSA) - ROMA, por Manuela Tulli - La guerra mundial "en pedazos" y las injusticias del mundo: estos fueron los dolores llevados en el Vía Crucisen el Coliseo, ceremonia a la que asistieron unas 20 mil personas.
"Voces de paz en un mundo de guerra" es el título del Vía Crucis donde los refugiados pasarán la cruz de mano en mano y donde se recordarán muchos testimonios dolorosos que el Papa ya ha escuchado en sus viajes apostólicos y otros encuentros.
El Pontífice escuchó a los médicos y optó por seguir la celebración desde casa por televisión. Es la primera vez que le sucede esto; pero en 2020 y 2021, debido al Covid, el Vía Crucis del Papa se realizó no en el Coliseo sino en una Plaza de San Pedro prácticamente desierta.
En cambio, debemos remontarnos a 2005 cuando el Papa Wojtyla siguió por televisión el Vía Crucis, el último de su pontificado, desde la capilla del Palacio Apostólico.Como el año pasado, el Papa elige poner a ucranianos y rusos bajo la misma cruz. Quizá por eso la Santa Sede quiso mantener la máxima confidencialidad sobre los textos que sólo se hicieron públicos al final de la tarde.
El año pasado, por esta misma elección, hubo una ola de polémicas, hasta la convocatoria del embajador de la Santa Sede por parte del gobierno de Kiev.
Y una vez más este año llegó el comentario de decepción del embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash. Si el año pasado eran dos amigos que viven en Roma y trabajan en el mismo hospital, hoy son dos jóvenes que cuentan su experiencia los que estarán presentes en el Via Crucis.
El primero huyó de Mariupol con su familia pero luego regresó a Ucrania. Habla de destrucción y miedo pero también del aliento de su abuela: "Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda del buen Dios, la paz volverá". "Yo, en cambio, soy un chico ruso… mientras lo digo casi siento un sentimiento de culpa, pero al mismo tiempo no entiendo por qué y me siento doblemente mal. Despojado de felicidad y sueños por el futuro", reza el testimonio de este niño que perdió a su hermano en la guerra y ya no sabe nada de su padre y abuelo que también fueron llamados al frente.
"Olvídate de decir que sus familiares fueron a Ucrania a matar no solo al padre del niño ucraniano sino a toda su familia, y no al revés", comentó el embajador de Kiev ante el Vaticano.
Sin embargo, la elección de ver juntos a ucranianos y rusos en el Vía Crucis confirma la línea diplomática de la Santa Sede, en la búsqueda de la paz a través del diálogo con ambas partes. Por eso el Papa dijo que irá a Kiev sólo cuando pueda ir también a Moscú y, por lo tanto, cuando realmente se pueda imaginar un camino hacia la paz.
También estarán presentes refugiados de la República Democrática del Congo, con una mujer que vivió el cautiverio en el bosque de Kivu del Norte, donde se libra la guerra civil, y donde también fue asesinado el embajador italiano Luca Attanasio, por cuyo asesinato hoy condenan a seis personas a cadena perpetua.
Está la mujer de Qaraqosh, Irak, que vio morir a su hijo en una redada de ISIS. Está la voz de la monja de Sudán del Sur que recordó en febrero de este año, en el encuentro en Juba con el Papa, a la hermana misionera muerta en un atentado.
Luego están las historias de migrantes de µfrica y Medio Oriente, con la historia de un centro de detención en Libia, "el peor lugar del mundo", subraya un testigo. (ANSA).
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