En un soleado y ventoso día de primavera, ante 50.
"Es triste y doloroso ver las puertas cerradas -dijo en la homilía de la Misa-. Las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quienes caminan a nuestro lado todos los días; las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad; las puertas cerradas de nuestra indiferencia hacia los que sufren y en la pobreza; las puertas cerradas hacia los extranjeros, diferentes, migrantes, pobres".
"¡Por favor, abramos las puertas!", agregó.
"Intentemos ser también nosotros -con palabras, gestos, actividades cotidianas- como Jesús: una puerta abierta, una puerta que nunca se cierra de golpe en la cara de nadie".
Francisco dijo que repite este llamamiento: "sobre todo a mí mismo, a los hermanos obispos y sacerdotes: a nosotros pastores".
Por eso también "a los hermanos y hermanas laicos, catequistas, agentes de pastoral, a los que tienen responsabilidades políticas y sociales, a los que simplemente llevan adelante su vida cotidiana, a veces con dificultad: sean puertas abiertas", afirmó.
"Ser abiertos e inclusivos los unos con los otros, para ayudar a Hungría a crecer en fraternidad, el camino de la paz", añadió.
Luego, en el Regina Caeli, introduciendo la oración mariana después de agradecer a las autoridades húngaras, al pueblo y a la Iglesia por su acogida, Jorge Bergoglio pronunció un verdadero llamado a la paz, reuniendo una vez más a los pueblos ucraniano y ruso.
"Nos dirigimos ahora a Nuestra Señora. A Ella, Magna Domina Hungarorum, a quien invocas como Reina y Patrona, encomiendo a todos los húngaros. Y desde esta gran ciudad y este noble país quisiera depositar en su corazón la fe y el futuro de todo el Continente europeo, en la que he estado pensando estos días, y especialmente en la causa de la paz", dijo.
"Virgen santa, mira a los pueblos que más sufren -imploró entonces-. Mira sobre todo al cercano pueblo ucraniano mártir y al pueblo ruso, consagrado a ti. Tú eres la Reina de la paz, infunde en los corazones de los hombres y líderes de las naciones el deseo de construir la paz, de dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no de guerra; un futuro lleno de cunas, no de tumbas; un mundo de hermanos, no de muros".
Por la tarde, antes de partir hacia Roma, la última cita de esta visita de tres días a Hungría, la segunda de Bergoglio tras la parada relámpago del 12 de septiembre de 2021 para la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional en Budapest, y en la que mostró mantenerse bien en su condición física luego de su reciente hospitalización: el encuentro con el mundo universitario y cultural en la Facultad de Informática y Ciencias Biónicas de la Universidad Católica "Peter Pazmany".
(ANSA).
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