El encuentro, que se abrió con una oración penitencial, duró unas tres horas y se desarrolló "en un ambiente sereno pero intenso", sostiene una nota de la CEI.
Formó parte también de la misma monseñor Lorenzo Ghizzoni, presidente del servicio nacional de protección de menores.
Una ocasión para reafirmar el compromiso de los obispos en la lucha contra la pederastia en la Iglesia y en la cercanía a las víctimas.
"Fue un momento muy importante y significativo en el que cada víctima compartió su propia historia de dolor expresando, al mismo tiempo, el deseo de ayudar y acompañar a la Iglesia en Italia para que estos episodios no se repitan y para proteger mejor a los menores y adultos vulnerables", dijo el director de la Oficina Nacional de Comunicación Social de la CEI, Vincenzo Corrado, para quien "escuchar y acoger a las víctimas constituye una importante línea de acción para la Iglesia".
De hecho, se lee en las líneas guiadas por la CEI: "La víctima es reconocida como persona gravemente herida y escuchada con empatía, respetando su dignidad. Tal prioridad es ya un primer acto de prevención porque solo escuchar el verdadero del dolor de las personas que sufrieron este crimen nos abre a la solidaridad y nos desafía a hacer todo lo posible para que el abuso no se repita".
"La experiencia de hoy representa el primer paso hacia la constitución de un grupo operativo, formado por víctimas de abusos en el ámbito eclesial y sus familias", explicó Corrado.
"Será una especie de Observatorio, conformado por personas que generosamente dieron su voluntad de ofrecer, a título personal y en la máxima libertad, una contribución proactiva para mejorar y hacer más eficaces las actividades de formación y prevención que llevan a cabo las Iglesias en Italia a través de la red territorial de servicios de protección a la infancia", añadió el portavoz de la CEI.
Para subrayar la importancia que los obispos italianos atribuyen a la participación de las víctimas en los procesos de elaboración de cursos preventivos y de formación, el Observatorio dependerá directamente de la Presidencia de la CEI, en particular del cardenal presidente, y se organizarán reuniones periódicas por parte de la Secretaría General.
Tales encuentros, precedidos de un momento de oración, se centrarán en el debate sobre la formación y prevención del abuso de menores y adultos vulnerables que lleva a cabo la Iglesia en Italia. (ANSA).
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