Vaticano

Víctimas de abusos pidenal Papa más acciones contar la pedofilia

Sobrevivientes que llegaron desde Munich entregaron una carta a Francisco.

Francisco en la audiencia de hoy en el Vaticano.

Redazione Ansa

(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - Al margen de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco se reunió con un grupo de nueve personas, hombres y mujeres, que en su niñez y adolescencia fueron víctimas de abusos por parte de "sacerdotes, religiosos y religiosas" de la arquidiócesis de Múnich.
    El grupo, en una iniciativa apoyada por la propia arquidiócesis, culminó así su peregrinación a Roma, realizada en bicicleta a lo largo de 700 kilómetros desde Baviera, para pedir al Papa y a la Iglesia que hagan más contra el flagelo de la paidofilia, y que den "una clara señal" a los abusadores, pero también a los obispos que todavía "no están cumpliendo con sus responsabilidades".
    "Esperamos que hagan todo aquello que esté en su poder para que en todos los rincones de la Iglesia universal la cuestión de los abusos sexuales y espirituales se vista, afrontada e impedida a través de adecuadas medidas preventivas".
    "Los primeros pasos se dieron, pero desde nuestro punto de vista todavía se necesita un compromiso fuerte y claro de todos los responsables dentro de la Curia y en las diócesis de la Iglesia universal", se lee en la carta entregada al Pontífice por el grupo de víctimas y sobrevivientes.
    Además, "es necesario enviar una señal clara a los perpetradores y a los obispos que no cumplieron con sus responsabilidades y que, en cierta medida, aún hoy no las cumplen".
    Lo que une al grupo de personas "es la terrible experiencia de abusos sufridos por niños y jóvenes a manos de sacerdotes, religiosos y religiosas. Hombres y mujeres al servicio de la Iglesia infligieron graves violencias físicas, sexuales y psicológicas en las personas confiadas a su cuidado, a menudo hiriendo profundamente e incluso destruyendo el alma de los jóvenes".
    "El mensaje del Evangelio fue pervertido por los perpetradores de los crímenes -continuó el texto, divulgado por la arquidiócesis de Múnich y Freising, encabezada por el cardenal Reinhard Marx-. Las víctimas aún hoy sufren las consecuencias y sus vidas aún están influenciadas y limitadas en diferentes formas e intensidades".
    Las víctimas lamentan "el corazón herido, la gran herida de la vida que duele día tras día. Con cada nueva noticia en los medios de comunicación sobre los abusos en el contexto de la Iglesia, con cada informe pericial que se produce en las diócesis de la Iglesia universal y que revela las crueles acciones de sacerdotes y religiosos, así como el fracaso y el encubrimiento de los responsables, las cicatrices se reabren y las heridas empiezan a sangrar de nuevo".
    A pesar de esto, hay víctimas de abuso "que no quieren ni pueden cerrar permanentemente con 'su iglesia' y con su fe, que siguen esperando que los líderes de la Iglesia Católica aborden con coherencia y decisión los abusos del pasado y hagan para garantizar que la Iglesia sea un lugar seguro para los niños y jóvenes".
    Dirigiéndose luego al Papa "con el corazón abierto y al mismo tiempo herido", el grupo entregó simbólicamente a Francisco la representación de un corazón del artista de Múnich Michael Pendry: "La obra no muestra un corazón habitual y romántico. El corazón tiene muchos lados abiertos, permite la introspección, es anguloso y herido. Nosotros, como personas que fueron abusadas, podemos relacionarnos fácilmente con esta representación".
    "¡Es así también en lo más profundo, en el centro de nuestro ser, en el centro de nuestro corazón! -subrayaron- Aún hoy, el proceso de curación es un desafío enorme, para algunos es difícil de afrontar, para otros eso no es posible, a pesar de todos los esfuerzos y ganas".
    "Llegan a ti mujeres y hombres que fueron heridos, humillados y marcados a lo largo de su vida -concluyó la carta-.
    Pero al mismo tiempo, mujeres y hombres que no se resignan a lo sucedido. Personas con la frente en alto, erguida y con una fuerte voluntad de vivir y sobrevivir. Queremos conocerla mirándonos a los ojos". (ANSA).
   

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