El acuerdo de 1992 en Mozambique, que vio al propio Zuppi entre los protagonistas, fue el resultado de dos intensos años de reuniones confidenciales. Por lo tanto, si las declaraciones del Kremlin sancionan un punto muerto en el viaje del cardenal enviado por el Papa a Moscú, fuentes vaticanas señalan que en cambio se ha abierto un camino para el diálogo. Estrecho, lleno de obstáculos, pero todavía un camino de diálogo.
El Papa parece no ceder y, mientras sus cardenales demuestran con su presencia la atención de la Santa Sede al conflicto (Zuppi en Moscú y el limosnero Konrad Krajewski en Ucrania), lanza un nuevo llamamiento a la paz. En el Ángelus pidió "no se cansen de rezar por la paz, especialmente por el pueblo ucraniano que está en mi corazón todos los días".
En el encuentro con el cardenal Zuppi, el patriarca ortodoxo Kirill dijo que "las Iglesias pueden trabajar juntas para servir a la causa de la paz y la justicia" y que juntas pueden "prevenir un gran conflicto armado". Zuppi, según informa Ria Novosti, le dijo a Kirill que había sido enviado por el Papa "para conocer su opinión sobre la situación", pero también para verificar si existe la posibilidad de una reunión entre el Papa y Kirill.
El cardenal concluyó su misión con una misa en la catedral. A las reuniones de Moscú acompañaron a Zuppi, como ya había sucedido en Kiev, tanto el nuncio papal como un alto representante de la Comunidad de Sant'Egidio (el vicepresidente Adriano Roccucci está en Moscú). El principal tema humanitario sobre la mesa sigue siendo el de los niños que, según la acusación de Kiev, fueron deportados a Rusia. Así lo confirmó también el arzobispo de Moscú, monseñor Paolo Pezzi, quien, al hablar del encuentro con Yuri Ushakov, asesor de política exterior del presidente Vladimir Putin, señaló un "ambiente positivo".
Palabras de velado optimismo provinieron también del Nuncio en Moscú, Monseñor Giovanni D'Aniello: "La misión que el Santo Padre Francisco ha encomendado a Su Eminencia el Cardenal Zuppi es identificar y alentar iniciativas humanitarias que nos permitan iniciar un camino que conduzca a la paz anhelada".
Es esa diplomacia de los pequeños pasos respecto a la que la Santa Sede no se rinde.
Por otro lado, "la principal herramienta para influir en el curso de algunos acontecimientos históricos para el Vaticano sigue siendo el diálogo, las palabras, los contactos, la comunicación y la diplomacia", subrayó el jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana Sviatoslav Shevchuk en una entrevista.
Pero admitió, sin embargo: "Nos hubiera gustado que el Papa se pusiera inequívocamente del lado de Ucrania, también a nivel diplomático y político, condenando a los representantes del agresor por su nombre". (ANSA).