(ANSA) - ROMA, por Fausto Gasparroni - El cardenal Matteo Maria Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), habló hoy de la necesidad de que los cristianos se comprometan en la pregunta cómo debe ser la democracia en el siglo XXI, frente a una coyuntura política marcada por la polarización.
Zuppi lo dijo en el discurso de apertura de la conferencia "El Código de Camaldoli", que se inauguró hoy en el monasterio homónimo en presencia del presidente italiano, Sergio Mattarella.
A 80 años de la conferencia de julio de 1943 y de aquel texto fundacional del catolicismo en la política, Zuppi quiso recordar que entonces "la presencia política, que marcaría la reconstrucción y las décadas posteriores, renacía del seno de la cultura".
"Uno de los problemas de hoy -lamentó- es precisamente el divorcio entre cultura y política", con el resultado de una política cotidiana epidérmica, a veces ignorante, "con pocas visiones, marcada por intereses modestos pero muy acentuados, muy polarizados".
"Deberíamos desconfiar de tal política -advirtió el presidente de la CEI-, pero muchas veces acabamos siendo víctimas de ella, llevados por el engaño de la competencia digital que no significa en absoluto capacidad, conocimiento de los problemas, solución a los mismos. Es decir, ¡la traición a la propia política!".
Según Zuppi, "hoy la democracia parece estar debilitada y retrocediendo en el mundo. Este es un campo al que los cristianos deben dedicarse, preguntándose cómo debe ser la democracia en el siglo XXI, viviendo ese amor político sin el cual la política se transforma o degenera".
Y "necesitamos centrarnos en esta emergencia decisiva, experiencias, tradiciones, visiones, ideas, recursos reales, aunque dispersos".
En esta perspectiva, "sería importante un Camaldoli europeo, con participantes de toda Europa, para hablar de democracia y de Europa".
El cardenal de Bolonia lo dejó claro: "las ideas del Código Camaldoli han caminado sobre los partidos", en particular de la Democrazia Cristiana (DC), pero "hoy la situación es muy diferente. No hay partidos de inspiración cristiana y, más en general, partidos organizados del siglo XX".
Sin embargo, "esto ciertamente no debe convertirse en una coartada para no buscar nuevas formas de hacer política o para hacer política libre de principios, valores y contenidos".
Según Zuppi, "la desafección de la política no puede dejar de interpelarnos", y "las visiones de los cristianos en la política pueden ser más o menos compartidas, pero todos saben que los principios y las posiciones que proponen no expresan el interés de la Iglesia, sino el bien de todos".
"La Iglesia no tiene otro interés. Realmente es de todos y para todos. Por eso, el compromiso de los católicos, cuando es sincero y generoso, es en sí mismo despolarizante y representa un antídoto contra las toxinas que contaminan la democracia", prosiguió.
Entre otras cosas, para el cardenal que acaba de regresar de su misión como enviado papal de paz a Washington, tras escalas en Kiev y Moscú y la próxima en China, "debemos recordar que el debilitamiento de la democracia es siempre un mal augurio para la paz".
Y "debemos tener en cuenta que la paz nunca es un bien perpetuo, ni siquiera en Europa. ¡Esta conciencia debe llevarnos a responsabilidades y decisiones!", en particular "buscando caminos de paz en todas las formas posibles, sanando las heridas de la humanidad y favoreciendo la solución de los problemas".
Finalmente, considerando que "hay quienes piden a la Iglesia que promueva o anime encuentros, reflexiones entre católicos sobre temas civiles", Zuppi dijo estar "disponible para ayudar a iniciativas de ese tipo, precisamente porque no tienen intereses inmediatos, personales o de categoría".
Sin embargo, subrayó cómo es "necesario lograr una 'masa crítica' más sólida y visible, involucrando también al tercer sector ya las fuerzas sociales que representan el caudal de reflexión y compromiso difundido en el tejido profundo de nuestras comunidades". (ANSA).
Zuppi: unión cristiana ante la grieta política
"Ideas de católicos son antídoto contra toxinas de la democracia"