Así afirma el Papa Francisco en el mensaje enviado a los participantes del Encuentro Internacional de Oración por la paz promovido por la Comunidad de Sant'Egidio en Berlín, bajo el lema "La audacia de la paz".
El mensaje del Pontífice fue leído por el nuncio apostólico en Alemania, monseñor Nikola Eterovic, durante la ceremonia final celebrada frente a la Puerta de Brandenburgo.
El Papa, que recuerda que los encuentros anuales de Sant'Egidio nacieron de la "peregrinación de oración y diálogo iniciada por San Juan Pablo II en Asís en 1986", subraya cómo el lugar de la ceremonia final de este año y del llamamiento a la paz de las religiones del mundo es "particularmente evocador por el hecho de que, precisamente donde ustedes se reúnen, ocurrió un acontecimiento histórico: la caída del muro que separaba las dos Alemanias".
"Ese muro también dividió dos mundos, el Oeste y el Este de Europa. Su caída, que se produjo con la combinación de diversos factores, el coraje de muchos y las oraciones de muchos, abrió nuevas perspectivas: libertad para los pueblos, reunificación de las familias, pero también esperanza de una nueva paz mundial, después de la Guerra Fría".
Sin embargo, advierte Francisco, "desgraciadamente, a lo largo de los años, el mundo no se ha construido sobre esta esperanza común, sino sobre intereses particulares y sobre la desconfianza hacia los demás. Así, en lugar de derribar muros, se han construido otros. Y del muro a la trinchera, el paso suele ser corto". . "Hoy, subraya el Papa, la guerra sigue devastando demasiadas partes del mundo: pienso en muchas zonas de África y de Oriente Medio, pero también en muchas otras regiones del planeta; y en Europa, que está sufriendo la guerra en Ucrania, un conflicto terrible al que no le ve fin y que ha causado muertos, heridos, dolor, éxodo, destrucción".
Y "ante este escenario, no podemos resignarnos. Hace falta algo más. Necesitamos "la audacia de la paz", que está en el centro de su reunión. No basta el realismo, no bastan las consideraciones políticas, no bastan los aspectos estratégicos lejos; se necesita más, porque la guerra continúa".
Según Francisco, "la audacia de la paz es la profecía que se pide a quienes tienen en sus manos el destino de los países en guerra, a la comunidad internacional, a todos nosotros, especialmente a los hombres y mujeres de fe, para que demos voz a los gritos de las madres y los padres, al tormento de los caídos, a la inutilidad de la destrucción, denunciando la locura de la guerra".
"No tenemos miedo de convertirnos en 'mendigos de la paz', uniéndonos a las hermanas y hermanos de otras religiones, y a todos aquellos que no se resignan a la inevitabilidad de los conflictos", afirma el Papa, sumándose a la oración de los líderes religiosos que se reunieron en Berlín.
"Es necesario avanzar para cruzar el muro de lo imposible, levantado sobre razonamientos que parecen irrefutables, sobre el recuerdo de muchos dolores pasados ;;y de grandes heridas sufridas - concluye -. Es difícil, pero no imposible. No es imposible para los creyentes, que viven la audacia de una oración esperanzada, pero no debe ser imposible también para los políticos, para los responsables, para los diplomáticos".
(ANSA).
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