Al final de los trabajos, el Sínodo elaborará un documento con propuestas al Papa Francisco, que no serán definitivas, ya que esas surgirán de otro encuentro similar, en 2024.
De acuerdo a lo informado hoy, de los 464 participantes, 364 son integrantes del Sínodo, incluyendo al Papa Francisco. Habrá, en particular, 81 mujeres de las que este año, por primera vez, 54 tendrán derecho a voto.
Habrá otros 85 participantes sin derecho a voto, entre los que habrá 27 mujeres.
Francisco designó para participar a dos obispos chinos, monseñor Antonio Yao Shun, obispo de Jining/Wumeng (Región Autónoma de Mongolia Interior, República Popular China) y monseñor Joseph Yang Yongqiang, obispo de Zhoucun (Shandong, República Popular China).
La presencia de obispos chinos, como ya había sucedido en el Sínodo de 2018 dedicado a la juventud, se presenta como un nuevo paso en el acercamiento entre Pekín y la Santa Sede, especialmente a partir del acuerdo para la designación conjunta de prelados firmado hace cinco años con el que se buscó ordenar la vida de la Iglesia del gigante asiático pese a la inexistencia de relaciones bilaterales con el Vaticano. Habrá obispos de todo el mundo, incluso de las zonas más candentes del planeta, como Rusia y Ucrania. Entre las novedades estará el uso de tablets, en las que se recibirán los documentos y se votará, "para evitar también el derroche de papel", se dijo en una rueda de prensa en el Vaticano.
Habrá muchas mujeres y laicos. Entre los invitados especiales está confirmado Luca Casarini, de Mediterranea Saving Humans, una de las ONG que rescata migrantes en el Mediterráneo y suele ser blanco de críticas del gobierno italiano. Los trabajos estarán revestidos de "confidencialidad para sentirse parte de un colegio que tiene que elaborar una posición colegial que es algo distinto de la suma de posiciones individuales", explicó el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini. Los participantes harán un retiro espiritual de tres días antes de comenzar los trabajos, que tendrán lugar en el Aula Pablo VI con mesas donde se reunirán en pequeños grupos. Las asambleas preparatorias a nivel nacional y continental han puesto sobre la mesa temas que llevan años encendiendo el debate en la Iglesia, desde la atención pastoral a las personas LGTB, hasta el acceso de las mujeres a los ministerios del diaconado o el sacerdocio, pasando por el matrimonio de los sacerdotes.
El Sínodo propondrá un documento al Papa al final de sus trabajos, aunque no habrá decisiones definitivas en esta sesión, sino en la que se celebrará en octubre de 2024. (ANSA).
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