(ANSA) - ROMA- La cuestión de los migrantes debe ser administrada "con humanidad e inteligencia" y "no puede ser politizada, afirmó hoy el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, ante el Consejo Episcopal Permanente.
"El error, no sólo hoy, fue politizar el fenómeno migratorio, también condicionado por consensos y miedos.
El cardenal recordó las palabras del Papa Francisco en Marsella: "Estamos en una encrucijada".
"O elegimos la cultura de la fraternidad o la cultura de la indiferencia. En esto es realmente necesaria - afirmó el jefe de los obispos italianos - una concertación entre las fuerzas políticas y sociales, indispensable para crear un sistema de acogida que sea tal, no oportunista, no sólo de seguridad, porque el verdadero desafío es gobernar un fenómeno de dimensiones trascendentales y convertirlo en una oportunidad tal como es".
Para Zuppi, también es necesaria "una visión europea común".
"Sólo la legalidad combate la ilegalidad y puede permitir una inclusión seria e indispensable. La Conferencia Episcopal Italiana permanece fiel a la intuición y al espíritu de la iniciativa 'Libres para salir, libres para quedarse' y a los corredores humanitarios, una experiencia que ofrece indicaciones importantes para abordar el problema responsablemente", subrayó el arzobispo de Bolonia.
Al abrir las labores del Consejo Episcopal Permanente, Zuppi también se refirió a la pobreza en Italia, a la que definió como "un fenómeno estructural, ya que afecta a una persona de cada diez". "De hecho, el 9,4% de la población residente vive en condición de pobreza absoluta. Hace sólo quince años, el fenómeno afectaba sólo al 3% de la población", recordó Zuppi.
"La inflación, el aumento de los precios, las facturas elevadas, el mal trabajo son las nuevas cargas que pesan cada vez más sobre las familias ya más pobres, para las que es necesario proponer políticas concretas que les ayuden a vivir con dignidad y a hacer frente a una precariedad que adopta diferentes caras", subrayó.
Un problema específico - destacó el cardenal - se refiere a la vivienda. El aumento de los precios de los alquileres, de las hipotecas y de los servicios domésticos encarece cada vez más el mantenimiento de la vivienda, muchas personas y familias buscan alojamiento".
Zuppi agradeció a las parroquias que ayudaron a las personas en este frente, pero lanzó un llamamiento a las instituciones: "¡Esta disponibilidad de acogida, nacida como respuesta temporal a una emergencia, con el solo compromiso eclesial, ya no es sostenible! Es necesario solicitar intervenciones públicas para abordar el problema".
En relación con el trabajo, el cardenal se refirió a la seguridad laboral y a los fatales accidentes de trabajo que se sucedieron días pasados. "La seguridad en las obras y en el lugar de trabajo es un signo de civismo. No se puede intercambiar con las prisas por entregar una obra, ni con las limitaciones de las inversiones en seguridad y menos aún con la superficialidad y la irresponsabilidad. Lo que está en juego es nuestra dignidad humana", afirmó.
"Como Iglesia, no basta con defender quejas fáciles o invocar genéricamente una mayor seguridad, si no interpretamos una cultura de trabajo diferente y la conciencia de que la precariedad laboral es una muerte social", insistió Zuppi.
Por último, se refirió a la necesidad de hallar un camino de paz para Ucrania, para la que fue delegado por el papa Francisco para realizar una misión en ese sentido. "Repetimos, con el Papa, la exhortación a encontrar caminos de paz en la justicia, para que se acorte el sufrimiento de muchos y se salven tantas vidas", afirmó Zuppi.
"Al pensar en ésta y en muchas situaciones de conflicto, sentimos la urgencia de la paz", agregó.
"Nuestro mundo necesita paz y unidad. La guerra continúa en Ucrania y no nos acostumbramos. El dolor de esta guerra - concluyó el presidente de la CEI - está impreso en rostros específicos: los de los muertos, especialmente entre los civiles, y los heridos en los bombardeos; el de las personas brutalmente violadas; el de las poblaciones desplazadas y obligadas a migrar; el de los niños lejos de sus familias o de sus hogares. Este es un drama a las puertas de Europa que nos concierne a todos, como hombres y mujeres de este tiempo, incluso antes de ser ciudadanos europeos". (ANSA).
Zuppi, cuestión migrante no puede politizarse
El cardenal volvió a pedir un camino de paz para Ucrania