"La conversación, que duró unos 20 minutos, tuvo como tema las situaciones de conflicto en el mundo y la necesidad de identificar caminos hacia la paz", dijo la Santa Sede.
Francisco está particularmente preocupado por la situación en Israel y Palestina y por todos los estallidos de guerra en el mundo: "Hermanos, parad, parad!", repitió en el Angelus, en tono sentido. Desde el 7 de octubre ha habido un nuevo llamamiento para detener la guerra en Israel y Palestina.
"La guerra, toda guerra en el mundo, pienso también en la Ucrania atormentada, es una derrota -reiteró el Papa-, la guerra es siempre una derrota, es una destrucción de la fraternidad humana".
"Nuestros pensamientos están con ambas partes: los rehenes israelíes en manos de Hamás y la población civil de Gaza, atrapada en las garras de los ataques. Estoy muy preocupado, entristecido, rezo y estoy cerca de todos los que sufren, los rehenes, los heridos, las víctimas y sus familias. Pienso en la grave situación humanitaria en Gaza y me entristece que incluso el hospital anglicano y la parroquia griega-ortodoxa se han visto afectadas en los últimos días", apuntó.
"Renuevo mi llamamiento para que se abran espacios, para que la ayuda humanitaria siga llegando y para que los rehenes sean liberados", añadió el Sumo Pontífice, y recordó que el viernes 27 de octubre habrá una jornada de oración, ayuno y penitencia "para implorar la paz en el mundo". Habrá un momento público con oraciones en la Plaza de San Pedro.
Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén hacen también un llamamiento sincero para poner fin a la escalada. En una declaración conjunta, apoyada también por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que se encuentra estos días en Jerusalén para ofrecer su solidaridad, expresan en primer lugar su "enérgica condena" a los "ataques aéreos israelíes" contra la iglesia de San Porfirio en Gaza.
Luego reiteran que las Iglesias no se moverán de la Franja: "A pesar de la devastación causada a la nuestra y a otras instituciones sociales, religiosas y humanitarias, seguimos plenamente comprometidos -afirman los líderes religiosos cristianos- a cumplir con nuestro deber sagrado y moral de ofrecer asistencia , apoyo y refugio a aquellos civiles que acuden a nosotros en tan desesperada necesidad".
"Incluso frente a los incesantes llamados militares para evacuar nuestras instituciones caritativas y nuestros lugares de culto, no abandonaremos esta misión cristiana, porque literalmente no hay otro lugar seguro. lugar al que pueden acudir estas personas inocentes", completan los religiosos.
(ANSA).
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