"Pienso en quienes son víctimas de las atrocidades de la guerra; en el sufrimiento de los migrantes, en el dolor oculto de quienes se encuentran solos y en condiciones de pobreza; en quienes están aplastados por las cargas de la vida; en quienes ya no tienen lágrimas, no tienen voz.
"Es un pecado grave explotar a los más débiles, un pecado grave que corroe la fraternidad y devasta la sociedad", concluyó Francisco. (ANSA).
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