El Vaticano ha tomado decisiones similares para las personas homosexuales.
Esta decisión fue "como una caricia", comentó a ANSA, Andrea Conocchia, el párroco de Torvaianica, a media hora de Roma, que en su iglesia de la Beata Virgen Inmaculada acoge a un grupo de transexuales.
Al principio llamaban a las puertas de la parroquia durante los meses de Covid, para pedir ayuda. Vivían del trabajo de la calle y se quedaron sin trabajo y, por tanto, sin un centavo en el bolsillo. Luego, con el paso de los meses, la confianza y la acogida crecieron, hasta el punto de que todos los miércoles don Conocchia va a Roma con un grupo de ellos a la audiencia general del Papa.
"El Papa los ama verdaderamente, los cuida. Esta elección es una gran atención, una sensibilidad para 'todos, todos, todos', como él dice, los bautizados. No hay bautizados de la serie A o de la serie B", dijo.
La mayoría de los transexuales que frecuentan la parroquia de Torvaianica ya están bautizados, "son en su mayoría latinoamericanos, de familias católicas. Algunos ahora quisieran recibir el sacramento de la Confirmación, me lo han pedido.
Veremos si es posible", adelantó.
"La conversación ya ha comenzado: se sienten parte de la comunidad, sienten que pueden venir a la parroquia a pedir una entrevista, a ser escuchados, saben que pueden desahogarse".
Varias de ellas también asisten a misa "más entre semana que los domingos", dice don Andrea, explicando con franqueza que la mayoría "son prostitutas y después de los meses de encierro por el Covid han vuelto a 'vivir la vida', es su profesión.
"Tienen una vida compleja, a veces dolorosa y dramática.
Quizás podríamos sacarlos de las calles... ¿Pero dónde están las alternativas?", pregunta.
Al mismo tiempo, asegura, "veo crecer en ellos una vida del espíritu, del alma, especialmente después de cada encuentro con el Papa".
Y a la pregunta de si la decisión sobre los bautismos, comunicada por el antiguo Santo Oficio, se inspiró en esta experiencia que el Papa Francisco conoce directamente, el párroco de Torvaianica responde: "Sinceramente, no lo sé, pero veo su gran ternura en esas respuestas, su compasión, su cercanía y participación en sus vidas, en sus historias. Es como una caricia que el Papa quiso darles, haciéndoles comprender que son hijas de Dios, amadas, reconocidas y acogidas".
"Muchas veces, incluso hace algunos miércoles, el Papa me animó: 'Adelante, gracias por el trabajo que haces, gracias por acompañarlas'. Es algo verdaderamente hermoso", expresó.
Don Andrea también habla de su comunidad parroquial: "Se han dado algunos pasos, da la impresión de que rezamos juntos a Jesús. Pero fuera de la parroquia el estigma permanece: como si fueran invisibles". (ANSA).
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