Vaticano

Francisco exalta la importancia de la alegría

"Un cristiano no puede estar triste" dice, recuperado de su bronquitis

El Papa junto a la presidenta de los Focolares, Margaret Karram, y al vice, Jesús Morán.

Redazione Ansa

(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - El Papa Francisco lució hoy plenamente recuperado de la bronquitis que lo aquejó durante varios días, leyó los discursos en las diferentes audiencias en las que participó y se mostró de buen humor en varias de ellas, en especial al recibir a la nueva presidenta de los Focolares, a la que llamó "cardenala".
    Ocupado en varios encuentros, Francisco leyó íntegramente los discursos preparados, sin solicitar la ayuda de colaboradores como en los últimos días. Su respiración era un poco dificultosa, de vez en cuando se deteníap ara toser un poco, pero llegaba hasta el final y, como hace a menudo, añadió también algunas reflexiones de improviso.
    En una de sus audiencias, con la Asociación Nacional de San Pablo, Francisco subrayó la importancia de la alegría. "Es la mayor medicina: cuando una persona pierde la capacidad de alegría hay algo malo dentro", afirmó.
    "A San Felipe Neri le gustaba repetir 'sean alegres, estén contentos'. Los cristianos no pueden estar tristes, el Evangelio es alegría esperanza, luz, anuncio de salvación".
    Más tarde, poco antes de la audiencia con el Movimiento de los Focolares, que festejan su 80 aniversario, el Papa saludó a su presidenta, Margaret Karram, llamándola "cardenala".
    Francisco recordó que Karram es una árabe cristiana que creció en Haifa, Israel, y pidió "estar cerca de su tierra, que sufre tanto en este momento. Debemos rezar tanto por Palestina, tanto, es terrible".
    El Papa pidió a los Focolares que sigan comprometiéndose por la paz: "Hoy, por desgracia, el mundo sigue desgarrado por muchos conflictos y sigue necesitando artífices de fraternidad y de paz entre los pueblos y entre las naciones".
    "Les pido que seáis testigos y constructores de la paz que Cristo alcanzó con su cruz, derrotando la enemistad", dijo el Papa Francisco dirigiéndose al movimiento fundado por Chiara Lubich en la segunda guerra mundial.
    "Piensen que desde el final de ese conflicto hasta ahora, las guerras no han terminado. Y no somos conscientes del drama de la guerra. Les haré una confidencia. Cuando fui en 2014 a Redipuglia para el centenario de la Primera Guerra -recordó el Papa Francisco- y vi aquel cementerio, lloré, lloré. ¡Cuánta destrucción!"" "Y cada 2 de noviembre voy a celebrar en algún cementerio, incluso la última vez en el Cementerio de la Commonwealth, y veo la edad de los soldados: 22, 24, 18, 30... Todas vidas rotas.
    Por la guerra. Y la guerra no termina. Y en la guerra todos pierden, todos. Solo ganan los fabricantes de armas. Y si no se fabricaran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo. Esto es terrible. Debemos reflexionar sobre este drama", añadió.
    Pero sobre el final de la audiencia, el Papa retomó el tono alegre y bromeó con los focolares.
    "Me gusta recordar siempre que están muy cerca del secreto de Dios, de los cuatro secretos de Dios. Dios no puede entender cuatro cosas: no sabe cuántas congregaciones de monjas hay; qué piensan los jesuitas; cuánto dinero tienen los salesianos ¡y de qué se ríen los focolares!". (ANSA).
   

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