(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, por Manuela Tulli - Un año sin Benedicto XVI, Joseph Ratzinger murió el 31 de diciembre de 2022, a la edad de 95 años, por complicaciones relacionadas con la edad. Un año en el que muchas cosas cambiaron en el Vaticano y el ala más conservadora, que se refería al anciano Pontífice emérito, quedó, en cierto sentido, más sola.
El Papa Jorge Bergoglio siempre ha subrayado el estrecho vínculo con Joseph Ratzinger. "A veces voy a rezar a la tumba de los Papas y paso delante de la suya. Pero no me di cuenta -confesó en una entrevista hace unas semanas a la emisora ;;mexicana N+- cuántas veces me aconsejó, no me doy cuenta que había alguien más que me aconsejaba".
"Tenía esa sabiduría de hacer las cosas dando libertad.
Pero igual que antes. Antes lo tenía cerca y ahora lo tengo lejos, pero sigue con mucha naturalidad", dijo el Papa Francisco.
Incluso el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en la ceremonia de entrega del Premio Ratzinger a finales de noviembre, subrayó que Benedicto XVI dejó "un legado vivo para seguir dando frutos en el camino de la Iglesia de nuestro tiempo, mirando no hacia atrás sino hacia adelante".
Pero, para las personas más cercanas al Pontífice alemán, muchas cosas parecen haber cambiado. A partir de la salida de su secretario, monseñor Georg Gaenswein, que ya no está en Roma y ha regresado, a instancias del Papa Francisco, a su diócesis de Friburgo, aunque todavía sin cargo.
Novedad también para la Mater Ecclesiae, última residencia del Papa Benedicto en los jardines del Vaticano.
Desde principios de enero llegarán seis monjas provenientes de Argentina y el lugar volverá a ser un monasterio, tal como era su destino original.
También hay algunas decisiones en las que muchos observadores ven una distancia entre la Iglesia de Benedicto y la de hoy. El biógrafo y amigo del Pontífice emérito, Peter Seewald, lo dice sin pelos en la lengua: el Papa Francisco "ha borrado mucho de lo que era precioso y querido para Ratzinger.
Las decisiones fueron tomadas en su mayor parte de forma autocrática por un pequeño círculo de seguidores".
"Basta recordar la prohibición de la misa tridentina", subrayó en una entrevista con Nuova Bussola Quotidiana. Sobre la bendición de las parejas homosexuales, recientemente autorizada por la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Mueller, a quien Benedicto había llamado su sucesor al frente de ese dicasterio, dijo que se trata de "actos sacrílegos", contradiciendo no solo al cardenal prefecto Víctor Manuel Fernández, sino al propio Francisco, que puso su firma al pie de la disposición.
Divisiones y distanciamientos que Benedicto, con su sola presencia, de algún modo había atenuado.
Será el propio cardenal Mueller, junto con monseñor Gaenswein, quienes celebrarán una misa conmemorativa un año después de la muerte de Benedicto XVI en la basílica vaticana el domingo 31 de diciembre a las 8 de la mañana. También están previstos durante esos días algunos actos en el Campo Santo Teutónico para recordar al Papa emérito y su legado. (ANSA).
Un año sin Benedicto XVI, "herederos" más solos
El 31, misa de honras. Las divisiones emergen más marcadas