(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 15 MAG - El papa Francisco
llamó hoy, una vez más, a rezar "por todos los pueblos que
sufren la guerra" al término de la audiencia general de los
miércoles.
"Oremos por la paz. No olvidemos a la Ucrania atormentada,
no nos olvidemos de Palestina, Israel, Myanmar. Oremos por la
paz, oremos por todos los pueblos que sufren por la guerra",
dijo el pontífice, recibido con aplausos de los fieles.
"Todos juntos, con el corazón grande, recemos por la paz
definitiva. ¡Y no guerras, nada! Porque la guerra es siempre una
derrota, siempre", subrayó.
Luego, envió un saludo a Afganistán, gravemente afectado por
inundaciones.
"Dirijo mi pensamiento al pueblo de Afganistán, duramente
afectado por las trágicas inundaciones que han causado numerosas
pérdidas de vidas humanas, incluidas las de niños, y siguen
provocando la destrucción de numerosos hogares", dijo.
"Rezo por las víctimas, en particular por los niños y sus
familias - agregó -, y hago un llamamiento a la comunidad
internacional para que proporcione inmediatamente la ayuda y el
apoyo necesarios para proteger a los más vulnerables".
En la audiencia general, el Papa llamó a proteger la vida
humana desde la concepción hasta la muerte natural.
"El Espíritu Santo nos eleva siempre a un gran amor
desinteresado hacia los pobres, los enfermos y los indefensos,
como los niños por nacer", expresó, saludando a los fieles
polacos.
"Hoy tenemos con nosotros una campana traída de Polonia,
llamada 'La Voz de los no nacidos', que será llevada a
Kazajistán - prosiguió -. Nos recordará la necesidad de proteger
la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural".
"Saludo a los creadores de esta iniciativa: la Fundación
polaca Sí a la Vida, que lleva el nombre de la Inmaculada
Concepción de la Santísima Virgen María", añadió el Pontífice.
"En la tarde de la vida no seremos juzgados por el amor
genérico, sino precisamente por la caridad", afirmó el Papa en
la audiencia general, que hoy dedicó a la "tercera virtud
teologal, la caridad", que, citando palabras de san Pablo,
definió como "la mayor de todas", más que la fe y la esperanza.
"Es la culminación de todo el camino que hemos emprendido
con la catequesis sobre las virtudes", subrayó.
"Incluso hoy en día el amor está en boca de todos, está en
boca de muchos 'influencers' y en los estribillos de muchas
canciones. ¿Pero qué es el amor? - preguntó Francesco -. '¿Pero
el otro amor? ', parece preguntarle Pablo a sus Cristianos en
Corinto. No el amor que sube, sino el amor que desciende; no el
amor que toma, sino el amor que da, no el amor que aparece, sino
el amor que se esconde".
Según el Pontífice, "a Pablo le preocupa que en Corinto
-como hoy también entre nosotros- haya confusión y que en
realidad no quede ni rastro de la virtud teologal, la que nos
viene sólo de Dios. Y aunque de palabra todos aseguran de ser
buenas personas, de amar a sus familiares y amigos, en realidad
saben muy poco del amor de Dios".
Francisco recordó que "los cristianos de la antigüedad
tenían a su disposición varias palabras griegas para definir el
amor. Al final surgió la palabra 'ágape', que normalmente
traducimos como 'caridad'".
"Porque en verdad - reconoció - los cristianos son capaces
de todos los amores del mundo: ellos también se enamoran, más o
menos como les sucede a todos. También ellos experimentan la
benevolencia que se siente en la amistad. También ellos
experimentan el amor a la patria y el amor universal por toda la
humanidad".
Pero "hay un amor mayor, que viene de Dios y se dirige hacia
Dios, que nos permite amar a Dios, hacernos sus amigos, y nos
permite amar al prójimo como Dios le ama, con el deseo de
compartir la amistad con Dios".
"Este amor, por causa de Cristo, nos empuja hacia donde
humanamente no iríamos - explicó el Papa -: es el amor a los
pobres, a los que no son amables, a los que no nos aman y no son
agradecidos. Es amor porque lo que nadie amaría; ni siquiera el
enemigo, esto es 'teológico', es decir, viene de Dios, es obra
del Espíritu Santo en nosotros."
Es aquí entonces, al amar incluso a "los enemigos", al hacer
el bien "sin esperar nada", donde "el amor se revela como virtud
teologal y toma el nombre de caridad".
"Enseguida nos damos cuenta de que es un amor difícil,
incluso imposible de practicar si no vivimos en Dios - advirtió
-. Nuestra naturaleza humana nos hace amar espontáneamente lo
que es bueno y bello. En nombre de un ideal o de un gran afecto,
también podemos ser generosos y realizar actos heroicos. El amor
de Dios va más allá de estos criterios. El amor cristiano abraza
lo que no es digno de ser amado, ofrece perdón -cuánto amor se
necesita para perdonar- y bendice a quienes maldicen. Y estamos
acostumbrados a responder a un insulto o a una maldición con
otro insulto u otra maldición", añadió.
"Es un amor tan audaz que parece casi imposible, pero es lo
único que quedará de nosotros. Es la 'puerta estrecha' por la
que pasamos para entrar en el Reino de Dios", concluyó el
Pontífice. (ANSA).
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Recemos por la paz, guerra, siempre una derrota
Pidió orar por todos los pueblos que sufren conflictos armados