(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 03 GIU - En el corazón del Papa
Francisco siempre estuvo la Ucrania "torturada", hacia la que
dirige su pensamiento constante, invitándonos a rezar por la
paz.
Desde el inicio de la guerra ha habido muchos gestos de
cercanía y solidaridad: desde la compra de grupos electrógenos
hasta el envío de alimentos, camisetas térmicas y mantas.
A raíz de lo ocurrido en el pasado, el pasado sábado
Francisco envió al país medicamentos de primeros auxilios,
destinados principalmente a los heridos de guerra, por valor de
cien mil euros, fruto de una importante donación recibida por la
Caridad Apostólica, a través de una embajada en la Santa Sede.
Así lo informó Vatican News. Una manera de estar cerca de
un pueblo en grandes dificultades, puesto a prueba por más de
dos años de conflicto.
La atención a los marginados es la misión que el Papa ha
confiado al Dicasterio para el Servicio de la Caridad y por eso,
durante esta semana, se activa en el Vaticano un servicio de
control sanitario para quienes trabajan en la calle. Se trata de
unas 50 personas que no tienen acceso al Sistema Nacional de
Salud y que, en muchos casos, no saben que pueden correr riesgo
tanto para ellos como para los demás.
La atención se centra también en la prevención, en
particular para las mujeres que viven en los márgenes, sin
asistencia sanitaria y habitualmente seguidas por la clínica
"Madre di Misericordia" y el Dispensario de Santa Marta.
El pasado 18 de abril, un vehículo móvil de Komen Italia,
asociación que se ocupa de la prevención y la lucha contra el
cáncer de mama y que siempre ha trabajado en sinergia con la
Fundación Policlínico Universitario Agostino Gemelli IRCCS y
Gemelli Isola, dio la oportunidad a unas cuarenta mujeres pobres
de aprovechar las pruebas diagnósticas para la prevención del
cáncer de mama como la mamografía y la ecografía mamaria.
La experiencia, que tiene una duración cada dos meses,
también se repetirá en junio. Para la tarjeta. Konrad Krajewski,
limosnero del Papa, las iniciativas implementadas son el signo
de un Evangelio que se hace cercano, que mira a quien sufre sin
mirar jamás hacia otro lado. (ANSA).
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