"El poder descontrolado genera monstruos y se vuelve contra nosotros mismos.
"Nuestro poder ha aumentado frenéticamente. En apenas unas décadas hemos logrado avances tecnológicos impresionantes y sorprendentes, y no nos damos cuenta de que al mismo tiempo nos hemos vuelto altamente peligrosos, capaces de poner en peligro la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia'", afirma en una cita de su exhortación apostólica Laudate Deum.
En otra parte de su mensaje, Francisco advierte que "pretender poseer y dominar la naturaleza, manipulándola a nuestro antojo, es una forma de idolatría. Es el hombre prometeico, embriagado de su propio poder tecnocrático, quien con arrogancia coloca a la tierra en una condición 'des-graciada', es decir, privada de la gracia de Dios".
El Pontífice explica en el documento que la "bienaventurada esperanza" cristiana debe ser testimonio "en medio de los dramas de la carne humana que sufre".
"Aunque se sueñe, ahora hay que soñar despiertos, animados por visiones de amor, fraternidad, amistad y justicia para todos", observa Francisco.
"La salvación cristiana entra en el espesor del dolor del mundo, que no afecta solo a los humanos, sino a todo el universo, a la misma naturaleza, el oikos del hombre, su entorno vital; captura la creación como 'paraíso terrenal', la madre tierra, que debería ser un lugar de alegría y promesa de felicidad para todos".
"Todo el universo gime", advierte el Papa, "el gemido manifiesta inquietud y sufrimiento, junto con anhelo y deseo": "toda la creación está involucrada en este proceso de un nuevo nacimiento y, gimiendo, espera la liberación".
Según el Pontífice, "la esperanza cristiana no defrauda, pero tampoco engaña: si el gemido de la creación, de los cristianos y del Espíritu es anticipación y espera de la salvación ya en acción, ahora estamos inmersos en muchas aflicciones que San Pablo describe como 'tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada'".
"Entonces, la esperanza es una lectura alternativa de la historia y de los acontecimientos humanos: no ilusoria, sino realista, del realismo de la fe que ve lo invisible", subraya.
El Papa recuerda el "espíritu de amistad social y fraternidad universal" propuesto en "Fratelli tutti", y destaca que "esta armonía entre los humanos también debe extenderse al creación, en un 'antropocentrismo situado' , en la responsabilidad por una ecología humana e integral, camino de salvación de nuestra casa común y de nosotros que habitamos en ella".
"¿Por qué tanto mal en el mundo? ¿Por qué tanta injusticia, tantas guerras fratricidas que hacen morir a los niños, destruyen las ciudades, contaminan el entorno vital del hombre, la madre tierra, violentada y devastada?", se pregunta Francisco.
Y señala que "la liberación del hombre implica también la de todas las demás criaturas que, solidarias con la condición humana, han sido sometidas al yugo de la esclavitud".
"Como la humanidad, la creación -sin culpa suya- es esclava y se encuentra incapaz de cumplir para lo que está diseñada, es decir, tener un significado y un propósito duradero; está sujeta a la disolución y a la muerte, agravadas por los abusos humanos sobre la naturaleza".
Pero, "en sentido contrario, la salvación del hombre en Cristo es esperanza segura también para la creación: de hecho, 'también la misma creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios' (Rom 8,21)".
Por lo tanto, "en la redención de Cristo es posible contemplar con esperanza el vínculo de solidaridad entre los seres humanos y todas las demás criaturas".
Así, el Papa hace un llamado a la "conversión en los estilos de vida, para resistir al degradado humano del medio ambiente y manifestar esa crítica social que es ante todo testimonio de la posibilidad de cambio. Esta conversión consiste en pasar de la arrogancia de quien quiere dominar a otros y a la naturaleza -reducida a objeto para manipular-, a la humildad de quien cuida de los demás y de lo creado". (ANSA).
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