Y esto mientras el mundo espera el resultado de las conversaciones para el alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes, que comenzaron el 15 de agosto en Doha, Qatar, y que continuarán el miércoles en El Cairo.
"Seguimos rezando para que se puedan abrir caminos de paz en Oriente Medio -Palestina, Israel-, así como en la atormentada Ucrania, en Myanmar y en todas las zonas en guerra, con el compromiso de dialogar y negociar y abstenernos de acciones y reacciones violentas", afirmó el Pontífice en el Angelus.
Con un recordatorio explícito a las partes, incluido Irán, que se teme que ataque a Israel debido al asesinato del líder político de Hamas en Teherán, para que eviten en este momento intervenciones armadas o represalias que podrían precipitar aún más la situación.
En resumen, se aferra a la pequeña luz encendida en Doha, con la esperanza de que finalmente se convierta en el rayo de esperanza para poner fin a las hostilidades y, en última instancia, al conflicto, en la Franja de Gaza y en la región. En el ambiente de la Iglesia esto se llama una especie de "milagro".
"Las perspectivas son muy esperanzadoras", afirmó en los últimos días el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén.
"Sí, creo que en este momento se dan las mejores condiciones para llegar a un acuerdo - afirmó a los medios vaticanos -. Por supuesto, siempre habrá quienes se opongan, no faltan obstáculos, pero creo que han madurado las condiciones para que finalmente sea posible concluir esta fase de la guerra y, por tanto, también evitar una escalada, una ampliación del conflicto con la intervención directa de Irán y la extensión de la guerra también al Líbano, hay muchas dificultades, pero creo que hay un esfuerzo enorme también por parte de los mediadores, no sólo de los Estados Unidos, para cerrar esta situación".
Mientras tanto, siempre con respecto a la conclusión de las conversaciones de Doha, la esperanza expresada por el párroco de la única iglesia católica de la Franja de Gaza, el padre argentino Gabriel Romanelli, es que los frutos de las negociaciones puedan ver la luz lo antes posible la próxima semana.
La amargura del sacerdote es que "sin embargo, lamentablemente todavía se pueden escuchar los sonidos de los bombardeos. Sigue siendo una buena noticia que se ponga fin a esta guerra, con un alto el fuego y la liberación de los rehenes. Como un primer paso hacia la paz". (ANSA).
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