El cardenal conversó en el barrio con los fundadores, los profesores José María del Corral y Enrique Palmeyro, quienes junto al cardenal Jorge Bergoglio, cuando era arzobispo porteño, comenzaron a reunir a alumnos y docentes de escuelas de distintas religiones y clases sociales, tanto públicas como privadas, para promover la Cultura del Encuentro en medio de la crisis y las desavenencias de 2001.
El cardenal escuchó los testimonios de jóvenes que participaban en actividades deportivas y culturales, así como los de profesores de comunidades Scholas de distintos puntos del país, como en el barrio de Villa Fiorito, en el Gran Buenos Aires, y en El Impenetrable, en la provincia de Chaco.
Al finalizar, tomó la palabra para expresar su alegría por estar allí, en presencia de una gran familia. Dijo que encontrarse, percibir este clima de convivencia, ver los ojos, sentir los deseos, vale más que mil palabras. Consideró que es una responsabilidad para un pastor como él, con la tarea que le ha encomendado el Papa Francisco, seguir ayudando en el ámbito educativo y cultural en el que se desenvuelve Scholas.
Finalmente, el cardenal dejó su marca en un mural realizado por los jóvenes de la comunidad Scholas del Barrio 31, en el que expresan sus sueños y sufrimientos. Se le pidió que expresara fue cuál había sido la decisión más difícil que había tenido que tomar en su vida.
Con gran emoción, el responsable de Scholas del Barrio 31 le dio las gracias por esta visita y por su continuo apoyo y el de su departamento a la labor educativa y cultural de Scholas en todo el mundo.
Scholas está ahora presente en cinco continentes, con participación directa en 70 países, y en los próximos días, junto con el Papa Francisco, inaugurará la primera oficina en el sudeste asiático, en Indonesia. (ANSA).
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