Llegó esta mañana a Indonesia, el primero de los cuatro países que visitará en su 45º viaje apostólico, el más largo de su pontificado.
Inmediatamente después de la breve ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Yakarta, en presencia del ministro de Asuntos Religiosos, el Papa llegó a la Nunciatura Apostólica, donde -como primer compromiso en Indonesia- se encontró con un grupo de refugiados, niños huérfanos, ancianos y personas sin hogar.
En particular, se trataba de refugiados acogidos por el Servicio Jesuita a Refugiados, niños huérfanos criados por monjas dominicas y ancianos, refugiados y personas sin hogar acompañados por la Comunidad Indonesia de Sant'Egidio.
El Papa, en su primer día en Indonesia, no tiene previstos otros compromisos, ni siquiera para compensar la duración del viaje desde Roma (más de 13 horas de vuelo) y las cinco horas de diferencia horaria. Mañana se iniciará de lleno la agenda de reuniones y visitas.
Pero también ayer, antes de abandonar el Vaticano, una quincena de hombres y mujeres sin hogar visitaron al Papa en Casa Santa Marta, acompañados por el cardenal Konrad Krajewski, limosnero de Su Santidad.
Pero, sobre todo, el tema de los migrantes y los rescates en el mar entró con fuerza en el encuentro de saludo que suele tener el Papa en el avión con los periodistas.
"Los inmigrantes están en mi corazón", dijo el Pontífice durante el vuelo a Indonesia, cuando recibió de regalo de un periodista francés una antorcha utilizada por los inmigrantes para señalarse en el mar en caso de naufragio.
El periodista venía de un reportaje de dos semanas en el barco Ocean Viking de SOS Mediterranée, y la antorcha, que entregó a Francisco con la camiseta del barco, se la había entregado un migrante para que se la llevara al Papa.
Visiblemente conmovido, le agradeció mucho y comentó: "gracias por lo que hacen para contar las historias de los migrantes.
Están cerca de mi corazón".
Un retorno implícito, el del Papa, a sus consideraciones en la audiencia general contra los rechazos -"rechazar a los inmigrantes es un pecado grave"-, contra las políticas restrictivas, y a favor de quienes trabajan en salvamentos en el mar. La cuestión de los refugiados, entre otras cosas, es crucial en estos países del Sudeste Asiático, tanto por las consecuencias de las catástrofes climáticas como por un drama persistente -muy presente en Jorge Bergoglio- el de la etnia rohingya, rechazada por muchos países.
También durante el vuelo, el Papa recibió como regalo de los periodistas, entre otras cosas, la camiseta de un niño de 11 años asesinado recientemente en España, cerca de Toledo, y de cuyo asesinato se había acusado inicialmente a un inmigrante, con toda la controversia del caso, siendo posteriormente exonerado.
Francisco también recibió una carta de la familia de la víctima. Luego también -procedente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua- el guante de un voluntario que recoge plástico perdido en el mar.
"Les agradezco su presencia en este viaje y su compañía - dijo Francisco a los aproximadamente 80 periodistas que le acompañaban -. Nos veremos en este viaje, en este largo vuelo, creo que el más largo que he hecho nunca".
Mañana en Yakarta, el Papa ha programado, a las 9.30 (hora local), la ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial, luego la visita de cortesía al presidente saliente de la República, Joko Widodo, y el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático.
A esto le seguirá un encuentro privado con los hermanos jesuitas en la Nunciatura. Por la tarde, a las 16.30 (hora local), encuentro con los obispos y el clero en la Catedral de la Asunción, seguido del encuentro con los jóvenes de Scholas Occurrentes en la Casa de la Juventud y la inauguración de la sede en Indonesia.
En tanto, el pontífice envió un mensaje a los Jóvenes de la Costa Amalfitana que participan en el encuentro "Herramientas de Paz" en la Catedral de San Lorenzo a Scala (Salerno).
"Queridos jóvenes - escribe el Papa -, ¡han elegido un hermoso tema! Es la urgencia que estamos experimentando ante las guerras y ante tantas personas que pierden la vida cada día, niños, ancianos, jóvenes, hombres y mujeres. Sin paz no hay vida. Sólo hay muerte y destrucción".
Dirigido a los jóvenes, los invitó a "tender puentes de amistad y solidaridad mutua. Alegrar cada hora de su día haciendo un gesto de paz: un gesto de servicio, de ternura, de perdón".
Luego subrayó la importancia de la oración: "Cuando nos sintamos impotentes ante el drama de los escenarios globales, recordemos que 'Nada es imposible para Dios'. Tenemos un arma muy eficaz que es la oración. ¡Utilicémosla! Oremos ¡Más por la paz, para que ella llegue pronto! ¡Invoquémosla con fe y confianza! ¡Comprometámonos diariamente en la oración personal por la paz!".
"La guerra es siempre una derrota, una rendición vergonzosa frente a las fuerzas del mal. Recordemos a todas las víctimas, que nunca debemos olvidar, y esta memoria nos abrirá concretamente a encontrar una salida en el presente por un camino de reconciliación", concluyó el Papa. (ANSA).
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