En su discurso en el Palacio Presidencial de Yakarta, hablando a las autoridades y a la sociedad civil del país sobre cómo hoy "una parte considerable de la humanidad queda marginada, sin medios para una existencia digna y sin defensa para enfrentar graves y crecientes desequilibrios sociales que desencadenan agudos conflictos", el Papa añadió de manera espontánea: "¿Y cómo se resuelve esto? Con una ley de muerte, limitando los nacimientos. En cambio, en Indonesia tienen familias que tienen tres, cuatro o cinco hijos, ¡eso es un ejemplo para cada país! Hacen bien, sigan así".
Y sobre la disminución de la natalidad concluyó: "Quizás estas familias prefieren tener un gato o un perrito en lugar de un hijo. Esto no puede ser bueno", provocando la risa del presidente indonesio, Joko Widodo, que estaba a su lado, y de los presentes en el encuentro.
Es de suponer que, una vez más, las palabras del Papa provocarán reacciones de las asociaciones de protección animal y de los amantes de los animales.
No es la primera vez que se expresa de esta manera al referirse al "invierno demográfico", y en ocasiones anteriores, las polémicas sobre los animales domésticos siempre han eclipsado el resto de los contenidos.
El 24 de noviembre de 2023, por ejemplo, al dirigirse a las poblaciones del Centro de Italia afectadas por el terremoto de 2016-2017, Francisco dijo espontáneamente: "El despoblamiento: es un problema. En Italia no se hacen hijos, y esto es grave.
Tenemos una media de edad de 46 años. Parece que las familias prefieren tener perritos o gatitos en lugar de hijos: es la cultura veterinaria, tengan cuidado con eso. ¿Es esta la herencia?".
O el 10 de mayo pasado, al intervenir en los Estados Generales de la Natalidad, anotó que "el problema de nuestro mundo no son los niños que nacen: es el egoísmo, el consumismo y el individualismo, que hacen que las personas estén saciadas, solas e infelices".
Y habló de esas casas llenas de cosas, y también de perros y gatos, "esos nunca faltan", mientras que "faltan los hijos". Sin mencionar los reproches a las señoras que llevaban un animalito en el carrito y le pedían que bendijera a su "criatura".
En todos los casos, los grupos animalistas le reprocharon su "distancia del amor incondicional por los animales", algo que muchos santos han demostrado a lo largo de los siglos, desde San Francisco, que los llamaba 'hermanos' y 'hermanas', hasta San Juan Bosco.
Además, según OIPA, una de las más importantes asociaciones, "es una verdadera pena para todas las familias con animales leer continuamente afirmaciones de un Pontífice que enfrenta a los seres vivos entre sí, que parece censurar el amor por otras especies". (ANSA).
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