"Vivimos tiempos marcados por situaciones dramáticas, que generan desesperanza e impiden mirar al futuro con espíritu sereno: la tragedia de la guerra, la injusticia social, la desigualdad, el hambre, la explotación del ser humano y de la creación", subraya el Papa.
"A menudo, los que pagan el precio más alto son ustedes, los jóvenes, que sienten la incertidumbre del futuro y no ven salidas seguras a sus sueños y se arriesgan a vivir sin esperanza, prisioneros del aburrimiento y de la melancolía, arrastrados por la ilusión de la transgresión y de las realidades destructivas", agrega.
Pero en el horizonte, advierte el Pontífice, no puede haber solo "metas, conquistas y éxitos" materiales que "tras un primer momento de satisfacción nos dejan hambrientos, anhelantes de un sentido más profundo".
"En nosotros habita el deseo de trascendencia, la continua inquietud hacia el cumplimiento de aspiraciones mayores, hacia un 'más'. Por eso, como les he dicho muchas veces, a ustedes, los jóvenes, no basta con 'mirar la vida desde el balcón'", prosigue Francisco. El Papa habla también del cansancio de las nuevas generaciones: «En algunos casos, lo que provoca ansiedad y fatiga interior son las presiones sociales, que nos empujan a alcanzar ciertos niveles de éxito en los estudios, en el trabajo, en la vida personal".
"Esto produce tristeza, ya que vivimos en el ajetreo de un activismo vacío que nos lleva a llenar nuestros días con mil cosas y, a pesar de ello, a tener la impresión de que nunca conseguimos hacer lo suficiente y de que nunca damos la talla", explica.
A este cansancio "se une a menudo el aburrimiento, la decisión de permanecer en la propia zona de confort, encerrados en sí mismos, viendo y juzgando el mundo desde detrás de una pantalla, sin ensuciarse nunca las manos con los problemas, con los demás, con la vida".
El Papa sostiene que "este tipo de cansancio es como un cemento en el que se sumergen nuestros pies, que con el tiempo se endurece, nos pesa, nos paraliza y nos impide avanzar.
Prefiero el cansancio de los que están en camino que el aburrimiento de los que permanecen inmóviles y no tienen ganas de caminar".
En su mensaje, Francisco recuerda que el Jubileo de 2025 verá la apertura de las Puertas Santas en Roma, pero para quienes no puedan hacer este viaje, el Año Santo podrá vivirse también en las Iglesias locales.
"Todos nos estamos preparando para el Año Jubilar. Espero que para muchos de ustedes -escribe el Papa a los jóvenes- sea posible venir a Roma en peregrinación para cruzar las Puertas Santas".
"Para todos, en cualquier caso, existirá la posibilidad de realizar esta peregrinación también en las Iglesias particulares, para redescubrir los santuarios locales que custodian la fe y la piedad del santo y fiel pueblo de Dios. Y espero que esta peregrinación jubilar se convierta para cada uno de nosotros en un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, 'Puerta de Salvación'".
Por ello, el Papa invita a los jóvenes a vivir el Jubileo con "tres actitudes fundamentales: la acción de gracias, para que su corazón se abra a la alabanza por los dones recibidos, en primer lugar el don de la vida; la búsqueda, para que el camino exprese el deseo constante de buscar al Señor y no saciar la sed del corazón; y, por último, el arrepentimiento, que nos ayuda a mirar dentro de nosotros mismos, a reconocer los caminos y las opciones equivocadas que a veces tomamos y, así, poder convertirnos al Señor y a la luz de su Evangelio". (ANSA).
Leggi l'articolo completo su ANSA.it