"Ayer he visto que fueron ametralladas 150 personas inocentes.
Francisco renovó su pedido de oración por países en guerra, como Ucrania, Palestina, Israel o Myanmar. Recemos por la paz.
La paz es un don del Espíritu. La guerra es siempre, siempre, siempre una derrota. En la guerra nadie vence, todos pierden".
Antes de la audiencia de los miércoles, Francisco recibió al grupo "Proyecto Esperanza" del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que desde 1999 se dedica a acompañar a las mujeres que han abortado.
El Papa destacó su "servicio a personas cuyo sufrimiento es indescriptible", en contraste con "la llegada de cada recién nacido que suele ser sinónimo de una alegría que nos embarga de forma misteriosa y que renueva la esperanza".
"Quizás por eso el Señor, en la pedagogía de su Evangelio, quiso hacernos partícipes de un dolor que, por ser la antítesis de esa alegría, nos conmociona brutalmente", dijo el Papa- Francisco citó luego un texto sobre los santos inocentes asesinados por Herodes: "su dolor cesó con la muerte, mientras que el grito amargo era el lamento de las madres, que se renueva siempre con la memoria".
"No debemos perder la esperanza, el mal no tiene la última palabra" para que "estas hermanas nuestras puedan encontrar a Jesús en la desolación. Llegarán al hogar cálido y seguro de Nazaret, donde podrán experimentar el silencio interior y paz al verse acogidas y perdonadas", añadió, refiriéndose al servicio de la asociación eclesial latinoamericana.
Durante la audiencia, el Papa dedicó la catequesis al sacramento de la confirmación.
"El problema es cómo lograr que el sacramento de la Confirmación no se reduzca, en la práctica, a una 'extremaunción', es decir, al sacramento de 'salida' de la Iglesia", sostuvo.
"Se dice que es el Sacramento de la despedida porque, una vez que los jóvenes lo hacen, se van, luego vuelven para casarse. Eso es lo que dice la gente", agregó.
Para evitar eso, apuntó el Pontífice, puede ser útil recibir ayuda en la preparación al Sacramento de fieles laicos que han tenido un encuentro personal con Cristo y han tenido una verdadera experiencia del Espíritu".
"Algunas personas dicen haberlo vivido como florece en ellos el sacramento de la Confirmación recibido en la infancia", añadió.
El Papa Francisco concluyó luego: "¡He aquí una gran realización para el año jubilar! Quiten las cenizas de la costumbre y del desinterés, conviértanse, como los portadores de la antorcha en los Juegos Olímpicos, en portadores de la llama del Espíritu". (ANSA).
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