Entre las novedades están la constatación de la muerte en la capilla, y no en la habitación del difunto, la colocación inmediata dentro del ataúd, la exposición a la veneración de los fieles del cuerpo del Papa en el ataúd abierto y la eliminación de los tradicionales tres féretros de ciprés, plomo y roble.
Las modificaciones están previstas en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, que también trae como novedad la introducción de las indicaciones necesarias para una posible inhumación en un lugar distinto de la basílica vaticana.
La Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice ha supervisado la edición y publicación de la segunda edición típica del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, aprobada el 29 de abril de 2024 por el Papa Francisco, que recibió el primer ejemplar del volumen impreso el pasado 4 de noviembre.
"Una segunda edición se hizo necesaria, explicó el arzobispo Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices, ante todo porque el Papa Francisco pidió, como él mismo declaró en varias ocasiones, simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado".
El rito renovado, además, debía subrayar aún más que las exequias del Romano Pontífice "son las de un pastor y discípulo de Cristo, y no las de un poderoso de este mundo".
Se han mantenido las tres "estaciones" clásicas, la de la casa del difunto, la de la basílica vaticana y la de la sepultura.
"Sin embargo, agregó monseñor Ravelli-, la estructura interna de las Estaciones y los textos han sido revisados a la luz de la experiencia adquirida con las exequias de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, de las actuales sensibilidades teológicas y eclesiales, y de los libros litúrgicos recientemente renovados".
Entre las novedades más relevantes está la simplificación de los títulos pontificios: se ha retomado la terminología utilizada en la tercera edición del Missale Romanum (2008), es decir, los apelativos de Papa, Episcopus [Romæ] y Pastor, mientras que en las premisas generales y rúbricas se ha optado por la expresión Romanus Pontifex, conforme al título del libro litúrgico.
La primera estación "en la casa del difunto" incluye las novedades de la constatación de la muerte en su capilla privada, en lugar de en la cámara, y la deposición del cuerpo en el ataúd de madera simple y en el ataúd interior de zinc, antes de ser trasladado a la Basílica.
El primer traslado al Palacio Apostólico fue eliminado. Se han precisado algunos pasajes remodelando la segunda estación: dado que la colocación en el féretro ya ha tenido lugar tras la constatación de la muerte, el féretro se cierra la víspera de la misa de exequias.
La segunda estación "en la basílica vaticana" contempla un único traslado a San Pedro, el cierre del féretro y la misa de exequias. En la Basílica Vaticana, el cuerpo del Papa difunto se expone directamente en el ataúd y "ya no en un féretro alto".
Por último, la tercera estación "en la sepultura" incluye el traslado del féretro a la tumba y el entierro.
"Esta estación, explicó Ravelli, ha sufrido una importante racionalización debido a la eliminación de la colocación y cierre del féretro de ciprés en un segundo de plomo y un tercero de roble u otra madera". (ANSA).
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