"Recemos por Siria, donde por desgracia la guerra ha estallado de nuevo causando muchas víctimas. Estoy muy cerca de la Iglesia en Siria, recemos", pidió el Pontífice en el Angelus, durante el cual reiteró que "la guerra es un horror, la guerra ofende a Dios y a la humanidad, la guerra no perdona a nadie, la guerra es siempre una derrota, una derrota para toda la humanidad".
En las palabras de Jorge Bergoglio fluyen las imágenes de los conflictos que ensangrientan actualmente el mundo, desde Ucrania a Oriente Medio. Pero "un rayo de paz" existe y es la tregua firmada entre Israel y Líbano.
"Me alegro por el alto el fuego alcanzado en los últimos días en el Líbano y espero que pueda ser respetado por todas las partes, permitiendo así a las poblaciones implicadas en el conflicto, tanto libanesas como israelíes, regresar pronto y con seguridad a sus hogares, también con la inestimable ayuda -subrayó el Papa- del ejército libanés y de las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas".
Un destello que puede empujar a las partes y a la comunidad internacional a ir más allá.
"Mi esperanza -dijo explícitamente el Pontífice al final de la oración mariana en la plaza de San Pedro- es que el atisbo de paz que se ha abierto pueda llevar a un alto el fuego en todos los demás frentes, especialmente en Gaza".
"Llevo en el corazón la liberación de los israelíes que siguen siendo rehenes", aseguró Francisco, que en los últimos meses no siempre tuvo una relación serena con el mundo judío.
Pero al mismo tiempo, el Papa afirmó lo fundamental que es "el acceso de la ayuda humanitaria a la agotada población palestina".
Siguiendo en Medio Oriente, Francisco invitó al Líbano a levantar cabeza, a elegir al presidente de la República y a poner en marcha las reformas necesarias para que el país salga de una crisis que dura ya demasiados años.
La mirada del Pontífice vuelve después a la "atormentada Ucrania", con el invierno, muy frío en esa parte de Europa, ya a la vuelta de la esquina.
"Serán meses muy difíciles", comentó Bergoglio, porque "la combinación de guerra y frío es trágica".
"Mientras nos preparamos para la Navidad y esperamos el nacimiento del Rey de la Paz, demos a estos pueblos una esperanza concreta".
A continuación, el Papa reiteró que "la búsqueda de la paz no es responsabilidad de unos pocos, sino de todos. Si prevalecen la habituación y la indiferencia ante los horrores de la guerra, toda la familia humana está derrotada".
"No nos cansemos de rezar por esa población tan dolorosamente probada e imploremos a Dios el don de la paz", resaltó.
La historia demuestra que otro camino es posible. Por eso, el Papa recordó el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, firmado también gracias a la mediación de la Santa Sede.
"Cuando renunciamos al uso de las armas y dialogamos, hacemos un buen camino", concluyó el Papa Francisco. (ANSA).
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