Vaticano

En 2000 FUERON los Papaboys, ahora el nuevo Woodstock

En el marco del Jubileo, en Tor Vergata se realizará la reunión de los jóvenes, juntos por la paz

Uno de los grandes acontecimientos jubilares que aún están por venir

Redazione Ansa

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 21 - Es uno de los grandes acontecimientos jubilares que aún están por venir, pero la Jornada de la Juventud en el contexto del Jubileo 2025 ya se presenta como el nuevo Woodstock católico capaz de batir nuevos récords para el activismo juvenil católico y de influir, al menos en sus intenciones, en una nueva generación de católicos en todo el mundo.
    Programado para los días comprendidos entre el 28 de julio y el 3 de agosto, el lugar elegido para el evento es ya de por sí muy evocador.
    Se celebrará en Tor Vergata, precisamente donde hace 25 años se celebró la Jornada homónima con San Juan Pablo II, que entró en la historia, no solo de la Iglesia, por haber reunido a 2 millones de jóvenes de todo el mundo en la Promesa mutua de un futuro de paz y esperanza.
    Entonces la gran explanada de las afueras de Roma se llenó hasta los topes de los que inmediatamente fueron rebautizados como los "Papaboys", "los centinelas de la mañana" como los llamaba Wojtyla, jóvenes que habían decidido hacer un pacto con un anciano y Papa enfermo. de amistad y solidaridad en vista de un mundo más fraterno.
    Fue un acontecimiento de gran impacto emocional, en el que de alguna manera confluyó todo el empuje y el anhelo de esperanza que habían florecido a partir de la caída del Muro de Berlín, aunque sólo al año siguiente el mundo tuvo que sufrir la terrible "ducha fría" del ataque terrorista a las Torres Gemelas el 11 de septiembre.
    Un punto de inflexión en la historia que determinó un cambio de rumbo respecto a las expectativas generalizadas de un mundo más libre y pacífico para todos, con fronteras abiertas. Las consecuencias, de alguna manera, todavía se pagan hoy en día.
    El mismo Monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, "director" del Jubileo 2025, admitió recientemente con franqueza que la Iglesia de hoy no espera los números de entonces.
    La amenaza terrorista, las nuevas necesidades de seguridad, el contexto determinado por las guerras en curso, nos obligan a ser menos optimistas. También hay que tener en cuenta las disposiciones actuales del Ministerio del Interior que exigen la presencia de un policía por cada 250 peregrinos, circunstancia que penaliza necesariamente la organización de grandes eventos.
    Las propias escuelas y parroquias tienen ahora normas más estrictas para la hospitalidad de niños y niñas.
    A pesar de estos aspectos "de seguridad", la Jornada Mundial de la Juventud, que puede presumir de varias Jornadas Mundiales de la Juventud exitosas, entre ellas la de Lisboa con más de 350.000 jóvenes reunidos con el Papa Francisco en el verano de 2023, es una de aquellas en las que toda la Iglesia Católica está apostando más.
    "De aquella Jornada del año 2000 - dice Monseñor Fisichella - recordamos todavía el clima festivo y la extraordinaria sintonía con el Papa de los jóvenes llegados de todos los rincones de la Tierra. La imagen de aquella inmensa reunión permanece como el icono mismo de la de todo el Año Santo, dos millones de jóvenes en una gran explanada, entre cantos, oraciones, entusiasmo y alegría de encuentros únicos e irrepetibles".
    Luego, gracias a un fondo de solidaridad, participaron jóvenes de Africa, Sudamérica y Asia, junto a sus coetáneos más afortunados: jóvenes de Burundi, Sudán, Ruanda, Colombia, Chiapas y Sierra Leona.
    "Algunos de ellos -recuerda el prelado- habían pasado por primera vez un mes entero en la alegría y la fraternidad, lejos de las difíciles realidades caracterizadas por la guerra, la extrema pobreza, el luto. Aquella Jornada no fue un oasis, fue un acontecimiento que puso a los jóvenes en el centro del mundo". Y este es el objetivo 25 años después, poner en el centro del escenario a los jóvenes con su legítima reivindicación de un mundo más acogedor, libre y fraterno.
    No es, pues, una burbuja, sino una gota capaz de convertirse en ola y de vencer muros y resistencias. La máquina organizativa, que se puso en marcha con cierto retraso debido a las incertidumbres generales, está ahora a plena carga.
    Las diócesis de todo el mundo han abierto las inscripciones con un rico programa de eventos. Comenzamos el lunes 28 de julio con las llegadas; el martes tendrá lugar la misa de bienvenida de la diócesis de Roma en la Plaza de San Pedro; el miércoles 30 y el jueves 31 están previstas actividades culturales, artísticas y espirituales.
    Así pues, durante toda la jornada del viernes habrá posibilidad de recibir la comunión en el Circo Máximo. El sábado 2 de agosto la cita es la animación con música y testimonios en Tor Vergata, luego la vigilia con Francisco por la tarde y el domingo la misa final presidida por el Pontífice. (ANSA).
   

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