Vaticano

Se avecina choque sin precedentes EEUU-Santa Sede

"No es de extrañar que Trump y Musk influyeran en el cónclave"

El presidente estadounidense Donald Trump. Advierten de un choque con la Santa Sede.

Redazione Ansa

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 12 FEB - Entre el Vaticano y Donald Trump se avecina "un choque sin precedentes" y de resultado incierto, pues la Iglesia estadounidense está "bajo ataque, como otras iglesias que se ocupan de cuestiones sociales", mientras los obispos se dividen ante un mandatario que entusiasma a quienes ven como una "bendición" dejar atrás la retórica "sobre el género y la inclusión", pero enoja a otros que se preparan para una "resistencia", como los obispos de Washington, de Newark o de Chicago.
    Así lo afirmó, en una entrevista a ANSA, el historiador de la Iglesia y profesor de la Universidad Villanova de Filadelfia, Massimo Faggioli, autor del ensayo "De Dios a Trump. Crisis católica y política estadounidense".
    La carta del Papa a los obispos estadounidenses, ayer, contra las deportaciones de migrantes, "testifica un escenario que cambió mucho desde la campaña electoral", explicó Faggioli.
    Ahora la administración de Donald Trump pasó al registro más extremo, con Elon Musk directamente en la Oficina Oval, es un escenario más complicado en el que la Iglesia en los Estados Unidos está bajo ataque, como otras iglesias que se ocupan de cuestiones sociales.
    Así, "el Vaticano debe gestionar un choque sin precedentes con Estados Unidos que, en cualquier caso fue históricamente un aliado, mucho más de lo que lo fueron Rusia, India o China".
    Según Faggioli, la decisión del papa Francisco de escribir a los obispos pone de relieve cómo "la Iglesia estadounidense tiene opiniones muy diferentes sobre qué hacer con este presidente, hay un alma de oposición, por así decirlo, de resistencia, pero también hay un alma más abierta al diálogo o más temerosa, que espera hablar o muestra un cierto entusiasmo porque es parte de una visión religiosa que ve al trumpismo como una bendición".
    "Esta carta se dirige a los obispos para apoyarlos -continúa Faggioli-, pero también para recordarles su deber de poner en guardia a los católicos contra un cierto mensaje social de odio hacia los inmigrantes, de racismo, para ponerlos en guardia contra la tentación de un catolicismo nacionalista.
    Los escenarios que se abren son tan impredecibles que Faggioli ni siquiera excluye, en un hipotético cónclave, intentar influir en ellos.
    "El riesgo está ahí -explica-, más aún en Trump 2 con Musk en la Casa Blanca, que cada día aporta su visión poshumana, posterrestre, poshistórica".
    "Él ya intentó influir en las elecciones en Alemania, no me sorprendería que actuaran con alguna fake news para influenciar o quemar a algún candidato".
    Es más, incluso la reacción del "zar de las fronteras" Tom Homan, quien le dijo al Papa que "se ocupara de arreglar la ya problemática Iglesia, nos dice cómo hay una visión del catolicismo, esencialmente europea, percibida como corrupta y que no debe corromper la sana América de Donald Trump".
    "Estamos realmente en un mundo -explicó Faggioli sobre el trumpismo- en el que el Estados Unidos de Trump no se siente atado a la ley, a la costumbre, a la tradición".
    Un escenario en el que "el Vaticano toma nota de que América sigue su propio camino".
    "Pero ahora -observó- es un Vaticano que también necesita dinero y no hay ninguna iglesia en el mundo tan rica como la de Estados Unidos, por lo tanto, la carta de Francisco fue un acto de valentía porque desafía a la primera potencia financiera, un desarrollo interesante".
    Faggioli explicó también la génesis de la Oficina para la Fe en la Casa Blanca, ahora dirigida por la televangelista Paula White.
    "Fue fundada por George Bush Jr. para conectar al gobierno con organizaciones religiosas que se ocupan de cuestiones sociales. Con Trump sufrió una mutación porque es cada vez más parte de una narrativa política que ve a Trump bendecido por Dios, hay algo mesiánico y esto es nuevo, el tipo de cristianismo que es bienvenido en la Casa Blanca, el de la prosperidad, es un cristianismo que debe satisfacer los gustos y los favores del consumidor, es depredador, hay nuevos grupos y comunidades que son verdaderos negocios para ganar dinero y que se separaron del cristianismo clásico, no solo católico, sino también anglicano, ortodoxo".
    Se trata de un "cristianismo posmoderno que es fuertemente antiintelectual, individualista, en el que no existe la dimensión comunitaria, existe la relación entre yo y Jesús".
    "Esta mentalidad -explicó- ya se había infiltrado en las comunidades católicas en los años 70, pero estaba un poco al margen, ahora está en el centro, por eso digo que el trumpismo es un fenómeno político, pero también religioso, que forma parte de una crisis religiosa en Estados Unidos al oponerse, por ejemplo, a la ciencia, a las vacunas". (ANSA).
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