El presidente estadounidense ya había gravado las importaciones de acero y aluminio durante su primer mandato (2017-2021), pero estos nuevos aranceles se aplican "sin excepciones ni exenciones", aseguró al anunciarlos a principios de febrero.
El objetivo declarado de Trump es proteger la industria siderúrgica estadounidense, cuya producción disminuye año tras año debido a una competencia cada vez más feroz, especialmente de Asia.
La Comisión Europea anunció que impondrá aranceles a una serie de productos estadounidenses, que incluyen barcos, bourbon y motocicletas, a partir del 1 de abril.
La UE "lamenta profundamente" las medidas decididas por el presidente Donald Trump, declaró la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que calificó la respuesta europea como "fuerte pero proporcionada".
"Los aranceles son malos para los negocios y aún peores para los consumidores", afirmó.
"Están en juego puestos de trabajo.
Los precios van a aumentar.
En Europa y en Estados Unidos",
advirtió. Von der Leyen, aunque se mostró abierta al diálogo.
China, el mayor productor de acero del mundo, reaccionó
prometiendo tomar "todas las medidas necesarias para proteger
sus derechos e intereses legítimos". Sin embargo, en la
práctica, el mercado estadounidense no es el destino principal
de las exportaciones chinas.
"Las acciones de Estados Unidos violan gravemente las
normas" de la Organización Mundial del Comercio y "dañan
gravemente el sistema de comercio multilateral", declaró una
portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. "No hay
ganadores en las guerras comerciales", agregó.
Estos nuevos aranceles van más allá de los impuestos durante
el primer mandato de Trump, ya que abarcan también una amplia
gama de productos manufacturados. Entre los países afectados se
encuentran Canadá, China, la Unión Europea, Japón y Australia.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, también
calificó estos aranceles como "totalmente injustificados", luego
de fracasar en su intento de negociar una exención de última
hora. Por su parte, el Reino Unido se declaró "decepcionado" el
miércoles, pero no anunció represalias inmediatas.
Estados Unidos importa aproximadamente la mitad del acero y
el aluminio que utiliza en el país, en sectores tan diversos
como la industria automotriz, la aviación, la petroquímica y los
bienes de consumo básicos, como las latas de conserva.
"Las dos industrias que más consumen acero en Estados Unidos
son la automotriz y la construcción, ya sea residencial o
comercial", explicó Clarke Packard, investigador del Cato
Institute.
Desde el inicio de su mandato, Donald Trump ha hecho un uso
extensivo de los aranceles, utilizándolos como herramienta de
negociación, incentivo para la reubicación de empresas en el
país y fuente de ingresos para las finanzas federales.
Primero apuntó a Canadá, México (con aranceles del 25%) y
China (con un 10%, luego aumentado al 20%), acusando a estos
países de no hacer lo suficiente contra el tráfico de fentanilo,
un opioide altamente potente que ha causado una grave crisis
sanitaria en Estados Unidos.
Sin embargo, los productos canadienses y mexicanos que
cumplen con los requisitos del acuerdo de libre comercio entre
Canadá, Estados Unidos y México (T-MEC) fueron finalmente
exentos el jueves, lo que abarca una gran parte de las
importaciones.
En cambio, los aranceles sobre productos chinos se
mantuvieron, lo que llevó a Pekín a anunciar represalias,
dirigidas especialmente a productos agrícolas provenientes de
estados que votaron mayoritariamente por Donald Trump.
El presidente estadounidense también amenazó brevemente el
martes con duplicar los aranceles sobre el acero y el aluminio
de Canadá, pero luego retrocedió en el mismo día. Otras materias
primas, como la madera de construcción y los productos lácteos
canadienses, también fueron blanco de amenazas.
Desde el 20 de enero, Trump ha reiterado su intención de
imponer aranceles a las importaciones europeas.
Algunos países han intentado convencer al presidente
estadounidense de que los exima de estos aranceles, como Japón,
cuyo ministro de Economía, Yoji Muto, viajó a Washington sin
lograr grandes avances, según sus propias declaraciones.
El miércoles, Japón calificó de "lamentable" la decisión de
no ser eximido del arancel sobre el acero y advirtió sobre el
"impacto considerable" que estas barreras arancelarias pueden
tener en sus relaciones económicas con Estados Unidos.
Esta oleada de anuncios de nuevos aranceles está teniendo un
impacto creciente en los mercados: en las últimas jornadas, Wall
Street ha borrado casi todas las ganancias obtenidas desde la
elección de Donald Trump, en un contexto de crecientes temores
de recesión en Estados Unidos.
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